El día que Cazorla renunció a un dineral y a ser ayudante de Xavi para fichar por el Oviedo

La "Operación regreso" del asturiano se cerró con un detalle inusual del futbolista: el Oviedo le ofrecía todo el saldo que le quedaba del tope salarial y él pidió cobrar el mínimo

Tenía ofertas muy importantes de Arabia Saudí y también la opción de incorporarse al Barça como ayudante de Xavi

Así fue el saludo entre Cazorla y Xavi en la Ciudad Deportiva

Así fue el saludo entre Cazorla y Xavi en la Ciudad Deportiva / FCB

Nacho Azparren

El fondo de la cuestión es de sobra conocido, Santi Cazorla hizo un esfuerzo económico por cumplir un sueño: jugar en el Real Oviedo. Su equipo. Apostó por el corazón antes de por una decisión más cerebral, que le hubiera reportado más ceros en la cuenta corriente: el fútbol árabe había llamado a su puerta. También tenía la opción de incorporarse al Barça como ayudante de Xavi. Pero el gesto del canterano azul fue más allá. La contratación se cerró en apenas unos días, fue todo a una velocidad de vértigo, y se consiguió concretar por un último gesto del futbolista que no se he hecho público, pero por el que el club le está enormemente agradecido: rechazar la última oferta que le presentó el Oviedo a cambio de cobrar el mínimo.

La contratación de Cazorla por el Oviedo fue llevada de forma personal por Martín Peláez, presidente azul, desde meses antes de que el canterano firmase el contrato más ilusionante del verano. Ya en enero, el presidente contactó con Santi para saber su predisposición a jugar de azul. A partir de ahí se tendió un puente, una vía que Peláez trabajó con mimo. A los frecuentes mensajes para conocer su estado se le unió incluso un vídeo motivador en el que participó algún miembro del gabinete de comunicación del Grupo Pachuca. A Cazorla le ilusionaba vestirse de azul, pero aún quedaba por dar el gran paso: decir que sí a su regreso.

Tras esos contactos con el futbolista, la comunicación se intensificó entre el club y Amadeo Rengel, representante (y algo más que eso) del futbolista. Hubo un momento en el que la operación parecía atascada, sin novedades, y por eso, el Oviedo optó por medio de sus interlocutores por dejar la situación en "stand by". "Si Santi decide que quiere volver, háznoslo saber inmediatamente", le comentaron al agente. Por fin, ya en agosto, se produjo la llamada más esperada: "Dice que para adelante, que negociemos".

La luz verde se dio con el mercado avanzado, lo que suponía una limitación para el Oviedo: no había tanto margen en el tope salarial. Había dinero para un futbolista de sueldo medio-alto en la categoría, pero no para un caché como el del internacional. El club decidió ser honesto con el agente del futbolista: "Tenemos este saldo. Es todo lo que podemos ofrecerle". Hubo un amago de negociación que en realidad era imposible, ya que pagarle un euro más del sobrante en el tope hubiera supuesto no poder inscribir al jugador. Sí quiso incluir el Oviedo que el 10% de la venta de las camisetas irían directamente para Cazorla. El representante quedó en comentar la situación con el de Llanera y dar una respuesta.

En el Oviedo se tenía claro desde el principio que la operación no dependía del factor económico, sino de la voluntad del jugador. Pero la respuesta que obtuvieron al día siguiente sorprendió. Nadie contaba con ese gesto. Rengel llamó a Peláez para comentarle la contraoferta de Cazorla: firmaría, pero cobrando el salario mínimo, 93.000 euros. Además, el 10% de las camisetas vendidas iría destinado a inversión en cantera. Es decir, con la oferta encima de la mesa, una cantidad interesante para Segunda División, Cazorla decidió renunciar y ponerse menos sueldo. Fue ese detalle el que puso fin a una negociación relámpago por la que el ídolo del oviedismo cerraría su brillante carrera deportiva en el club de sus amores. Un gesto inusual en el mercantilista mundo del fútbol.

Una inversión con retorno

Así que Cazorla firmó y el oviedismo se entusiasmó como no se recuerda en mucho tiempo. Estaba la certeza del impacto que tendría a nivel social. Pero también alguna duda con su aportación futbolística, eran 38 años y varias temporadas en una liga menor como la catarí. La llegada de Carrión y la implantación de un estilo de juego más asociativo ha servido en apenas unas semanas para desterrar cualquier incertidumbre: Cazorla no es solo un símbolo; también es un futbolista más que aprovechable.

El Oviedo ya ha superado las 2.000 camisetas vendidas de Cazorla

Y su faceta mediática sigue lanzando al Oviedo. Su presencia en las últimas semanas en medios nacionales lanza al club a audiencias antes inalcanzables. Su foto con Xavi del jueves es solo el último ejemplo. Pero su impacto puede notarse, sobre todo, en Asturias. Su camiseta es, de largo, la más vendida. Según el club, ya se han superado las 2.000 camisetas vendidas con el 8 y su nombre. Para la campaña de Navidad se espera que, al menos, se vendan otras 2.000. Para poner en situación, las zamarras azules con más tirón el pasado curso fueron las de Bastón y Borja Sánchez, unas 600 o 700. Cazorla está cerca de triplicarlas a los tres meses y ya tiene cerca el récord de Michu: 3.000 unidades.

La camiseta del Oviedo cuesta 79,95 euros para adultos y 69,95 para niños, mientras que serigrafiarla eleva el coste otros 20 euros. Suponiendo que la mitad de las ventas hayan sido de adultos y la otra mitad de niños, Cazorla ya habría generado 149.900 euros, una cantidad muy por encima de los 93.000 euros que percibe esta temporada. Además, el 10% irá destinado a inversiones en la cantera, es decir, 14.990 euros en este ejemplo orientativo.