Kun decide en la niebla de Burnley (1-2)

Dos goles de Agüero dan la victoria al City

Dos goles de Agüero dan la victoria al City / AFP

Pol Ballús

Inglaterra no es un sitio tranquilo. Al menos para un entrenador de fútbol. Al City de Guardiola le esperaba hoy Burnley en una helada matinal en el norte del país. Pocos equipos hay en la Premier con un juego más pragmático que el del conjunto de Sean Dyche, y los de Manchester lo pudieran comprobar antes de quitarse el frío  de encima.

El choque se enredó para los ‘sky blue’  en los primeros minutos, con Marney empalmando a la red el primer tanto de la mañana. El guión del partido obligó al City a sumergirse al barro, adaptarse a la niebla que presidía el estadio y mostrar más coraje que brillantez para sacar el partido adelante. En ese contexto apareció Agüero, más hambriento que nunca, para marcar dos goles que los podrían meter muchos, pero solo los mete él.

Guardiola apostó por protegerse ante los pocos complejos del Burnley ante el juego directo. Reforzó el centro del campo con un doble pivote formado por Fernando y Fernandinho, y lo completó con Touré en la media punta. Las precauciones dominaron los primeros compases, con un City cauteloso que vio como los locales se quitaron todas las manías al pelotazo. La defensa sirvió un balón largo y bombeado hacía adelante, Otamendi despejó como pudo, y el balón le cayó a Marney en el sitio adecuado. El centrocampista tuvo pocos miramientos para probar el tiro, y no le salió mal. Su potente disparo empalado al aire se coló a la red por el lado derecho de Claudio Bravo.

Turf Moor empezó a soñar con una mañana feliz para los suyos, mientras los ‘citizens’ se apretaron los cinturones. Touré cogió responsabilidades en la sala de máquinas y dio un paso atrás para recoger todo balón que cortaban Fernando y Fernandinho para lanzar balones a los Sterling, Nolito o Agüero. Rompiendo a las espaldas de la defensa era la forma más efectiva en la que el City conseguía plantarse al área rival. Las malas decisiones de Sterling, el desacierto de Touré o la falta de potencia de Nolito impidieron que llegara el empate, que se acabó consumando de la forma más rocambolesca.

En uno de los pocos córneres que el City sacó en largo, el balón llegó entre prolongaciones y rebotes al segundo palo. Allí apareció para matarla Sergio Agüero, que puso el interior de su bota para empujar a gol. La tónica no cambió tras el descanso, y a pesar de la falta de desequilibrio, el Manchester City siguió ganando terreno al Burnley, hasta el empuje acabó por desatascar. Volvió a ser más por insistencia que por brillo. El balón llegó al vértice derecho del área local a los pies de Sané, que vio como Fernandinho llegaba como una exhalación y se lo arrebataba hasta la línea de fondo. La posesión parecía perdida hasta que el brasileño se lanzó para centrar atrás, en un punto indeterminado del corazón del área. Agüero volvió a demostrar que ese es precisamente su hábitat natural, y casi sin querer materializó el esfuerzo previo de su compañero.

Restaban más de treinta minutos para el final, pero el City fue capaz de reducir a base de control y posesión prácticamente toda tentativa de los locales para acercarse a la portería de Bravo, hasta que llegaron los últimos minutos. Con el tiempo prácticamente cumplido, el meta chileno dio más razones a los que apostaron por él con dos buenas intervenciones en balones colgados al área.

El Manchester City completa una semana prácticamente perfecta, con dos triunfos seguidos en liga y la clasificación para octavos de la Champions asegurada. El triunfo deja a los de Guardiola con treinta puntos, firmes en su objetivo de poner presión a los líderes de esta reñida Premier League.