Opinión

La vida sin Messi ni las vacas sagradas

Messi e Iniesta con la camiseta del FC Barcelona

Messi e Iniesta con la camiseta del FC Barcelona / Marc Casanovas

Más allá de que el final de ciclo de la mejor generación de futbolistas del Barça en toda la historia comenzó hace ya bastantes años y culminó en el momento de la despedida de Messi, el crack que aglutinó la mayor gloria, títulos y espectáculo que un solo jugador puede protagonizar, esta temporada es la primera sin ninguna vaca sagrada del pasado.

El año anterior todavía estaban Busquets y Alba, el primero el crack menos mediático pero más necesario en el engranaje de un gran equipo, y el segundo, el mejor socio que tuvo Messi en la banda izquierda. Hacía tiempo que una parte del entorno les empujaba a abandonar el Barça. Pues bien, ya no están. Y el resultado está a la vista.

La vida sin Messi ni las vacas sagradas está siendo dura. En realidad, solo los insensatos podían pensar que renovar un equipo de tanta categoría iba a ser fácil. No es por nada, pero la historia no miente. El postkubalismo dejó un desierto de catorce años sin ganar la Liga, el postcruyffismo costó siete años de sequía liguera y estaba claro que el postmessismo iba a ser traumático. Aun así se ganó la Liga el segundo año, de ahí el gran valor del título de la pasada temporada.

Sin duda, Xavi se apoyó en la inercia Busquets y Alba, sobre todo Busi, para mantener algo del espíritu y modelo que ya se fueron para siempre. Ahora, todo es más difícil todavía. No habrá otro Messi en la vida y es muy difícil que haya otro Busquets. Y ya no les digo Iniesta o Xavi. Es bueno recordarlo para darnos cuenta de la dimensión del reto de construir otro equipazo.