Vale la pena

Messi, en la gala del Balón de Oro

Messi, en la gala del Balón de Oro / EFE

Xavi Torres

Xavi Torres

París coronó otra vez a Leo Messi como el mejor jugador del año. El Mundial le concedió su último Balón de Oro, ocho en total, para testimoniar una carrera que va mucho más allá de sus éxitos individuales y, si me permiten, hasta de los colectivos. Aitana Bonmatí, por ejemplo, también coronada como la mejor futbolista de la temporada, es la consecuencia de un plan maravilloso y de su legado.

Prepárense para disfrutar de su dominio que, por cierto, se prevée largo. Su inteligencia y manera de moverse tienen tanto que ver con lo que aprendió fijándose en sus ídolos -Messi, Xavi e Iniesta, ya que en su infancia no había referentes femeninos- que emociona pensar en el camino y, sobre todo, en lo que puede llegar a venir.

El Barça volvió a salir de París reforzado en su idea, por Messi -con declaración de amor incluida-, por Aitana y, también, por el reconocimiento al primer equipo femenino. Los tres son hijos de la mirada de Cruyff, que decidió que el Barça, como la vida, podía vivirse de una manera diferente.

Esa idea, convertida por Guardiola en hecho cultural, ha generado tanta gloria y orgullo de pertenencia que muchos clubes han intentado imitarla, eso sí, con poco éxito. ¿Por qué? Porque la fórmula es complicada y porque exige conocimiento y tiempo para su desarrollo en el mundo profesional y, sobre todo, en la cantera. Que nadie lo dude: la Masía es la joya de la corona.

En Paris solo faltaba el primer equipo masculino y la culpa, por supuesto, es del propio Barça. Hoy por hoy no está para ir a las grandes fiestas del fútbol mundial, ni a ésta ni a las que se disputan sobre el césped.

El club está pagando las envidias caínitas que los mediocres provocaron en diferentes épocas justamente para acabar con Johan y Pep. Su deseada y cacareada evolución hacia lo físico ha provocado una involución futbolistica evidente que ha encendido todas las alarmas del club, también la económica, entre otras cosas por la nefasta gestión de los fichajes. 

Como destruir es mucho más fácil que construir el regreso a la élite no va a ser sencillo. El equipo de Xavi ganó la pasada Liga siendo poco reconocible en su idea pero el éxito debería contribuir a recoser todas las costuras. Como Europa sigue estando lejos la historia enseña lo que fue el Barça y lo que ha sido cada vez que se ha alejado de su tesoro.

Vivir en la excusa permanente de las comparaciones con otras épocas y de la necesidad de contar con atletas para volver a ganar solo sirve para autoengañarse y alejarse de la solución. El reto de los entrenadores -los del fútbol profesional y los de la cantera- es mayúsculo... pero Messi y Aitana saben que el desafío vale la pena.