La Superliga, en manos de Tebas

Javier Tebas, presidente de LaLiga

Javier Tebas, presidente de LaLiga / EFE

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Mientras Piqué y Ramos tejen lazos empresariales, el mundo sigue girando. Lo hace, a su vez, sin pararse a pensar en lo que se cuece en él, que eso es cosa de los terrícolas, siempre peleados entre ellos. Piqué y Ramos, sobre todo el primero, quieren copiar un medio de comunicación creado en Estados Unidos por y para profesionales del deporte. Mientras crea el medio de comunicación perfecto (para ellos, se entiende), llama a todos los medios (los que aún existen) para aclarar lo que no puede aclarar en 140 caracteres.

Los dos, cuando tengan listo el proyecto, es probable que puedan hablar, si así lo creen conveniente en su línea editorial, de la Superliga Europea, una competición que, tarde o temprano, está condenada a existir. Es probable, además, que vea la luz mucho antes de lo previsto. Si Catalunya acaba su proceso de independencia y constituye un Estado nuevo en Europa, el Barça tendrá un problema: es materialmente imposible que alguien con la ideología de Javier Tebas permita su participación en la Liga. Tampoco parece viable que cualquier otra liga, ni en Francia, ni en Italia, ni tampoco en Inglaterra acojan a un equipo de un país vecino. Pero el fútbol europeo, más allá de estados y naciones, no puede permitirse el lujo de dejar de contar con un club como el Barça. 

Si todo va como parece que está yendo, la lógica invita a pensar que, en un futuro no muy lejano, se acabe creando una Superliga europea, sustituyendo a la Champions, que incluya a los mejores clubs del continente. Ahí estará el Barça, que es, aunque Tebas no le quiera, quien puede acabar precipitándolo todo.