Sandro Rosell, no; Villar, sí

Sandro Rosell, expresidente del FC Barcelona

Sandro Rosell, expresidente del FC Barcelona / Joan Monfort

Toni Frieros

Toni Frieros

Sandro Rosell lleva siete meses en una cárcel española (Soto del Real) por cometer en el extranjero, presuntamente, un delito de lavado de dinero. Este procedería de las comisiones cobradas por los derechos de los partidos amistosos de la selección de Brasil, cuya federación, la CBF, ha declarado no sentirse perjudicada.

Ángel María Villar, por su parte, habría cometido sus delitos, también presuntamente, en calidad de presidente de la Real Federación Española de Fútbol. La Fiscalía Anticorrupción argumentó que había perjudicado a las arcas del organismo que dirigía en muchos millones de euros.

El primero sigue privado de libertad y el segundo estuvo exactamente once días en Soto del Real. A Rosell se le ha denegado esa misma libertad, entre la jueza Lamela y la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, hasta en cuatro ocasiones. Villar pagó 300.000 euros de fianza para abandonar la cárcel y pasará estas Navidades en su casa a espera de juicio. ¿Agravio comparativo?

¿Por qué esta dureza tan extrema a la hora de analizar los recursos presentados por la defensa de Sandro Rosell? Persisten una y otra vez en la Audiencia Nacional que continúa habiendo riesgo de fuga y destrucción de pruebas, una argumentación jurídica que el abogado del expresidente del FC Barcelona no comparte y que considera de una extrema injusticia. En las próximas horas se conocerá si prospera o no el nuevo recurso presentado por el abogado Pau Molins.

Sin ser ducho en la materia, y hasta donde uno conoce, tengo la impresión de que Sandro Rosell, desgraciadamente, se encuentra atrapado en una madeja judicial con ramificaciones internacionales que juegan claramente en su contra y que van desde Brasil a Estados Unidos pasando por Andorra. Y eso le está creando una enorme e injusta indefensión.

Recordemos que la Audiencia Nacional ordenó investigar y detener a Sandro Rosell después de un año de pesquisas por parte de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional, por solicitud del Departamento de Justicia de Estados Unidos. Allí, en Nueva York, ya se está juzgando a numerosos exmiembros de la FIFA, casi todos expresidentes de federaciones, por graves casos de corrupción dentro de la llamada ‘Operación Jules Rimet’. Falta Ricardo Teixeira, expresidente de la CBF. Tanto Estados Unidos como España han solicitado a Brasil su extradición, pero el país sudamericano no entrega a sus nacionales. Por lo tanto, la Audiencia Nacional española lo que ha hecho ha sido una cesión de jurisdicción a Brasil para que Teixeira sea juzgado en su país por los delitos de blanqueo de dinero y corrupción y se evite así la impunidad con la que ahora transita.

Y desgraciadamente el destino de Sandro Rosell va estrechamente ligado al de Ricardo Teixeira porque fue con él con quien, presuntamente, además de otras muchas conexiones, se repartió el dinero procedente de esas comisiones y que, he aquí la clave, pasaron por New Jersey (Estados Unidos) a través de una empresa llamada Uptrend acabando en una cuenta de Andorra. Si dentro de ese recorrido (Brasil, Islas Caimán, Estados Unidos, Suiza, Andorra) el dinero no hubiera atravesado territorio norteamericano seguramente no estaríamos viviendo este escenario.

Eso sí, parece un atropello, una anomalía, que Rosell lleve siete meses en la cárcel mientras Villar está en su casa y Teixeira, probablemente uno de los mayores corruptos en la historia del fútbol, campa a sus anchas en Brasil.