No saben que los guapos son los raros

Ter Stegen, en un desplazamiento con el Barça

Ter Stegen, en un desplazamiento con el Barça / FCB

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Ter Stegen va a comprar el pan como cualquier persona que pide su barra de cuarto en la panadería de la esquina. También suele usar un patinete eléctrico para pasear por Barcelona como cualquier persona que usa patinete para pasear por Barcelona. Incluso se desplaza en metro y sabe exactamente cuántos viajes le quedan para leer “títol esgotat” en su T-10 de una zona. Como cualquier persona que usa la T-10. Ter Stegen se relaja tomando café en la cafetería como cualquier persona a la que le gusta tomar café en una cafetería.

Marc-André es un barcelonés más que, como muchos barceloneses, no nació en Barcelona pero se ha enamorado de ella hasta el punto de querer exprimir al máximo todo lo que la ciudad le ofrece. No hay nada anormal en todo lo que le rodea. De hecho, lo que resulta extraño en Ter Stegen no está en él, sino en la mirada de quienes ven en su comportamiento algo extraño. Lo raro, sorprendente y hasta un punto triste es que Víctor Valdés necesitara salir del Barça para darse cuenta de que "los futbolistas vivimos una vida irreal y, tras mi lesión, volví a la vida real, a pagar un café y a tocar monedas".

Que Ter Stegen llegue andando y puntual a la presentación del libro ‘Relatos Solidarios’, cuyo padrino en su decimoquinta edición es el alemán, es lo más normal del mundo hasta que se convierte en una excepción. El día que alguien empezó a construir una burbuja de hormigón alrededor de los futbolistas para aislarlos de la prensa también empezó a separarles del resto del mundo. Mientras la única ventana que abren a su gusto sean las redes sociales, Ter Stegen seguirá siendo el raro en un mundo de guapos. Y, como cantan los ‘Manel’, "no saben que els guapos són els raros, que ho sap tothom però no ho diu ningú".