El ruido y el Barcelona

Lamine Yamal y Lewandowski, en el duelo ante el Alavés

Lamine Yamal y Lewandowski, en el duelo ante el Alavés / EFE

Alfredo Martínez

Alfredo Martínez

Fue perder con el Real Madrid en el Estadio Olímpico aquel fatídico sábado 28 de octubre y todo lo que era tranquilidad y calma en el entorno del Barcelona desapareció de un momento a otro. Y eso que era la primera derrota de la temporada. Comenzó el ruido posclásico con las contundentes declaraciones de Gündogan que alentaron a los dolidos aficionados a los que ya dejó de consolar la dulce derrota, dulce por inmerecida. Su andanada sobre cómo vivió el vestuario la derrota ante el eterno rival removió los cimientos del club. Demasiado claro, demasiado rotundo. 

No ayudó la hecatombe de Hamburgo en la Liga de Campeones, en la que el Barcelona esta temporada llevaba un pleno de victorias y caminaba firme hacia los octavos de final como primero de grupo. Más dolió por imagen que por resultado, pues de momento tiene arreglo, pero perder ante un equipo casi sin patria, en plena guerra y ofrecer la imagen que ofreció ante el Shakhtar era y es inaceptable. Más ruido.

Luego llegaría el feo y prescindible gesto de Lewandowski con Lamine Yamal que alargó el ruido que de por sí genera el poco fútbol que está ofreciendo el equipo en los últimos tiempos. Porque no puede esconderse que el Barcelona ha pasado uno de esos baches de la temporada, que esperemos haya concluido y que por fortuna es remediable. Nada se ha perdido en este tiempo. Todo tiene remedio aún. Si es solo, como parece un bache, como lo bautizó el propio entrenador.

Que si los Joaos ya no están como arrancaron la temporada y no ilusionan tanto como en los primeros partidos, que si Cancelo condiciona mucho el juego o si al final Joao Félix es el del Atlético y no marcará diferencias. Luego llegan las declaraciones de Xavi hablando de la prensa y de que las críticas están afectando a los jugadores. Más ruido. Más debate. Más tensión en el entorno.

Lo último vino en forma de ratificación del presidente Laporta. Tratando de acallar cualquier mínimo atisbo de duda en torno a la continuidad y confianza sobre Xavi, pero que también alienta el debate en torno a si es necesario o no avalar a un entrenador con contrato. Ya saben aquello de que la ratificación es la antesala del... Hombre, en este caso, creo que para nada es eso. 

Veo clubes en una situación bastante crítica, bastante peor que no generan tanto ruido, que viven diariamente con mucha más tranquilidad que la que existe en Can Barça y a veces es de envidiar. Siempre hay mucho ruido en torno al Barcelona. Otros equipos pierden y no se hace tanto ruido, es la grandeza del Barcelona. A lo mejor es que también lo magnificamos todo. Lo peor es que nos hemos acostumbrado peligrosamente a ello. Hay poca calma. Poca tranquilidad, a veces tan necesaria. Siempre digo que es un club muy vivo. Sí, muy vivo pero también muy ruidoso. A veces demasiado.