La perenne incomodidad de jugar contra el Chelsea

Deulofeu tuvo una gran actuación ante el Chelsea

Deulofeu tuvo una gran actuación ante el Chelsea / AFP

Jordi Costa

Jordi Costa

Comprobar cómo Gerard Deulofeu y el Watford atropellaron el lunes al Chelsea es un motivo de tranquilidad para el Barça de cara al inminente duelo de Champions. Los blues no son hoy ni una sombra del equipo que fue campeón de la Premier la temporada pasada, ni del bloque sólido que parecía a finales de diciembre, cuando el sorteo europeo cruzó su camino con el barcelonista. De hecho, solo han ganado dos de sus últimos diez partidos, y el futuro de Antonio Conte en el banquillo parece algo más que comprometido. Y, sin embargo, el Barça debe desconfiar del Chelsea.

Vaya por delante que creo más en las dinámicas -y las de ambos equipos son muy dispares- que en conjuras para superar situaciones adversas. Dicho de otro modo: veo poco probable que un conjunto que no carbura desde hace semanas, vuelva a funcionar súbitamente como un reloj. Visto desde una perspectiva lógica, el Barça no debería tener problemas para deshacerse de un Chelsea que tenía fama de solvencia defensiva -la temporada pasada solo encajó 33 goles en 38 partidos de Premier- pero que se ha convertido en un coladero -7 goles en dos partidos- desde la lesión del central Christensen. 

Además, los problemas de Morata en la espalda, que le tienen de baja desde hace tres semanas y que amenazan con no desaparecer, han desmontado una arquitectura ofensiva simple pero que funcionaba. En su ausencia, Conte ha probado con Hazard de falso nueve, ha buscado en Pedro más pólvora goleadora, ha sacudido su once, pero no encuentra un ecosistema eficaz. Habrá que ver lo que es capaz de aportar Giroud, fichado del Arsenal en el mercado de invierno, mucho menos resultón que Morata pero muy peligroso en el juego aéreo.

Da la impresión que algo se ha roto en Stamford Bridge y que no tiene arreglo inminente, pero el Barça, a quien le está costando resolver sus últimos compromisos, probablemente por la enorme exigencia del calendario copero, no se puede permitir ir allí relajado. Porque, a pesar de todos los pesares, el Chelsea sigue siendo el equipo inglés más incomodo para el estilo barcelonista. Mucho más que el City, por poner un ejemplo. Porque se dedica más a replicar que a proponer, porque sigue teniendo elementos muy físicos que no facilitarán la continuidad del juego y porque, eso sí lo creo firmemente, no es casualidad que se le haya atragantado al Barça en diferentes épocas. Quizás el Barça sea hoy más favorito para pasar a cuartos que el día del sorteo, pero confianzas, ninguna.

se impone una pausa en el palau

Conste que el proyecto liderado esta temporada por Nacho Rodríguez tenía buena pinta. En su regreso al Palau como directivo hace casi un año, ‘el boquerón’ hizo gala de su conocimiento de Can Barça señalando la falta de carácter que mostraba el equipo entonces dirigido por 

Bartzokas, que fue despedido.

El principal candidato para sustituirle era otro ‘ex’ del club, Jasikevicius, pero el lituano exigió poder de decisión y, como no se lo dieron, se quedó en el Zalgiris. En su lugar, el Barça optó por Sito Alonso, un técnico sin palmarés pero con un perfil metódico al estilo Xavi Pascual. Fue elegido incluso por delante de Pedro Martínez, que acababa de dejar el Valencia tras ganar la Liga ACB y que, sin embargo, ni siquiera fue contactado por el Barça. Ocho meses después, Sito ha sido cesado, habiendo perdido más partidos de los que ha ganado -21 por 19- incluido algún ridículo como el del domingo en Vitoria, y el equipo sigue sin mostrar estabilidad, lo cual confirmaría que el problema no es solo el entrenador.

Tras dos intentos fallidos de aplicar el ‘modelo’, tras fichar una cantidad ingente de jugadores que no han cuajado en su mayoría, se impone parar y revisar dónde está el fallo. Teniendo al sabio Julbe como interino, fichar a un remiendo -llámenle 

Perasovic- es dar la temporada por perdida y 

seguir pegando palos de ciego.