Opinión

El madridismo añora a Mourinho

Ancelotti y Mourinho conversan antes de un partido

Ancelotti y Mourinho conversan antes de un partido / Sport

Xavi, bien asesorado, no quiere líos antes del clásico. Ni los quiere ni tiene tiempo para ello porque lo ocupa preparando partidos y entrenamientos, intentando recuperar a jugadores lesionados, atendiendo a la prensa, coordinándose con la dirección deportiva pensando a medio y largo plazo y también con el Barça Atlètic e incluso el Juvenil. El técnico, la semana previa a recibir al Real Madrid en Montjuïc, ha optado por no pisar charcos innecesarios que generen más ruido alrededor del equipo.

Para eso está Joan Laporta, cuya habilidad comunicativa sirve también para restar presión sobre la figura del entrenador, siempre observada con recelo desde el madridismo sociológico. Guardiola, salvo contadas ocasiones, optó por esa misma estrategia y dejó en manos del presidente batallas dialécticas que se hicieron populares gracias a exclamaciones como “¡al loro! ¡Que no estamos tan mal”, respuestas ingeniosas como “estoy tritranquilo” o conceptos que hicieron fortuna como “caverna mediática”. A ellos ha añadido recientemente el “ganas de volver a veros” y el “madridismo sociológico”. El máximo dirigente, al que le ve la marcha, logra liberar a sus entrenadores del desgaste que supone enfrentarse al madridismo.

Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid

Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid / EFE

Para ello, sin embargo, necesita que, en este caso, Xavi asuma su parte del trabajo como lo hizo en la previa del Barça-Shakhtar cuando, tentado para para que criticase a Ancelotti, acabó dándole la razón cuando se quejó de la falta de “libertad de expresión” a la hora de hablar de los árbitros. Aunque pueda parecer lo contrario, a los voceros blancos les molesta más la condescendencia que la crítica feroz. Dos no se pelean si uno no quiere, pero al que busca pelea se le queda cara de tonto. Xavi ha optado por un perfil bajo, una posición que el madridismo encaja peor que la respuesta visceral porque, por un lado, descoloca a sus receptores y, por el otro, deja a la vista toda la basura comunicativa que, día sí y día también, se vierte desde el entorno blanco.

"A los voceros blancos les molesta más la condescendencia que la crítica feroz"

Incluida la que producen últimamente y cada día de forma más habitual Ancelotti con sus declaraiones, ese que llegó, nos vendieron, siendo un caballero y cuyo supuesto señorío ha sido devorado por palmeros blancos a los que solo les importa que esté sentado en el banquillo del Real Madrid. Lo aceptan, sí, e incluso lo defienden a regañadientes, pero, en el fondo, a quien echan de menos es a Mourinho. Con el portugués vivían peor, pero gritaban más. Ahora que, más o menos, viven mejor, les sigue faltando esa dosis bélica que Ancelotti asume tristemente.