Laporta ya empieza a recular con la Superliga

Ya es hora de abandonar esta estrambótica aventura y elegir bien a sus aliados

Laporta y Florentino, sobre el terreno de juego tras la Supercopa

Laporta y Florentino, sobre el terreno de juego tras la Supercopa / Javi Ferrándiz

Ernest Folch

Ernest Folch

De la entrevista que concedió Laporta el pasado viernes a Jordi Basté en Rac1, han quedado grandes titulares, muchas explicaciones y algunas heridas de consideración. Sin embargo, se ha dado poca trascendencia a su nueva y relevante posición respecto a la Superliga, esta fantasmagórica competición en la que hay menos equipos que en cualquier torneo de verano que se preste.

Laporta quiso vender el producto, explicando los equipos europeos que integrarían la competición en el futuro, pero el anuncio le salió rana: Roma, Marsella y Ajax tardaron menos de dos horas en desmentir contundentemente ninguna relación con la Superliga.

La noticia surgió cuando, preguntado por el futuro de esta iniciativa, Laporta abrió la puerta a una salida: “Si no se pone en marcha en la temporada 2024-25 o 2025-26, me lo replantearé”. Y desveló el por qué: “la UEFA está interesada en que volvamos a la ECA“.

Por primera vez, el Barça le pone un ultimátum a la Superliga y también por primera vez confiesa que tiene abierto un canal alternativo de negociación con Ceferin para encontrar un camino de regreso. A todo esto, añádenle que el presidente del Barça, en su entrevista en ‘El món a Rac1, dejó uno de los ataques más contundentes que se recuerdan al Real Madrid, su presunto aliado en esta nueva liga europea. Preguntado por la actitud del club blanco en el ‘caso Negreira’, Laporta no se mordió precisamente la lengua: “Están haciendo un ejercicio de cinismo que no aceptamos”, para acusarlos directamente a continuación de promover la judicialización contra el Barça: “El juez Aguirre ha extendido el periodo de instrucción a instancias del Real Madrid”.

Se vio efectivamente a Laporta muy quemado con la actitud de Florentino Pérez, que pretende, desde que se destapó el caso, desacreditar la era más gloriosa de la historia blaugrana lanzando sospechas vagas de adulteración sin ningún fundamento real. Porque el Barça efectivamente pagó a Negreira unas cantidades impresentables y debe responder de este bochorno ante sus socios, pero todos sabemos, también el Real Madrid, que nunca lo hizo para comprar ningún árbitro.

Así pues, tenemos en la coctelera de la relación Barça-Madrid dos sustancias químicamente incompatibles que generan una contradicción explosiva: los dos clubes son enemigos en el ‘caso Negreira’ y aliados en la SuperLiga. Laporta se autoobligó a ser socio de quien quiere destruirlo, una situación imposible de digerir para el socio del Barça por mucho que hasta la fecha se haya querido edulcorar, por otra parte, sin demasiado éxito.

El presidente del Barça tiene razón cuando acusa de cinismo al Real Madrid, pero se contradice de manera flagrante cuando pretende aliarse con el club del que reniega. Que Laporta empiece a buscar una pista de aterrizaje del desvarío de la Superliga y restablezca discretamente sus relaciones con la UEFA es una buena noticia para el Barça.

Ya hace casi tres años que se anunció una competición sin ningún futuro ni posibilidad de ser competitiva, y que a día de hoy solo sirve para dar oxígeno al Real Madrid. Ya es hora de abandonar esta estrambótica aventura, y volver a escoger bien tus aliados… y tus enemigos.