La hora cambiada

Al Barça le cambiaron la hora. No se sincroniza con nada de lo que fue, es incapaz de hacerse fuerte atrás, se doblega en el medio y en la delantera es peor que nunca, o casi.

Ante el Alavés esa asignatura era un triplete de extremo peligro, porque el entrenador está en fuera de juego y en el aire se oye el nombre de Pep como la utopía que puede hacer retroceder la mala suerte.

Lewandowski sale al rescate de un Barça que jugó con fuego

El inicio de este extravío fue cuando al Barça le fue mal ante el Real Madrid. Está en la lógica de este equipo la capacidad instantánea de bajarse a sí mismo la moral, de modo que fue cuesta abajo hasta avanzada la tarde de este último descontento.

Se trata de animar las líneas para que hablen entre sí, porque el gol con el que se inició el miedo de este partido proviene precisamente del desconcierto que siguió a un fallo de Gundogan. El regreso efectivo de Pedri no dio de sí el entusiasmo que presagiábamos los que vemos el fútbol para apreciar mejor nuestra necesidad de milagros.

Para los que estimamos que el tinerfeño es la otra cara (la buena) del equipo, aún no ha llegado la hora de Pedri, que proviene, ya se sabe, de otra hora, la hora canaria, y es factible pensar que en este partido aún tenía la hora cambiada.

No está bien el Barça, para qué vamos a marear la perdiz. Ninguno de sus jugadores, excepto el portero, tiene ganas de sacarlo del pozo, o al menos no aporta materiales para ello.

Lo paso muy mal viendo los partidos, y lamento decir que esta tristeza que siento solo se alivia cuando terminan los partidos y resulta que del cielo vino un gol… de penalti… para salvarnos.