Opinión

Esperando desesperadamente a Gavi

Gavi, en el partido ante el Antwerp

Gavi, en el partido ante el Antwerp / Valentí Enrich

La noche que Gavi se rompió la rodilla jugando con la selección, se rompió también la parte de la columna vertebral que sostenía al Barça en cuanto a competitividad, intensidad y consistencia. Es una realidad que avala ya no solo sus características sino las estadísticas de las dos últimas temporadas.

Gavi es el jugador con más carácter y con el estilo de juego más intenso de la plantilla. Seguramente, también es el único que reúne ambas cualidades en grado sobresaliente y, sin duda, el que las combina con una notable calidad técnica. Otro déficit que apuntar a los responsables técnicos del club, que no han sabido doblar este perfil en la plantilla.

Ahora que el propio entrenador ha reconocido la falta de carácter y mentalidad del equipo, es cuando la figura de Gavi adquiere toda la importancia que no siempre se le ha dado. Desde que Gavi falta no vemos a nadie meter la cabeza en la bota de un rival, ir al límite a por los balones divididos y dejarse la piel en la presión sobre el contrario. No es casualidad que en Madrid impulsaran la idea de que los árbitros le permitían a Gavi más que a otros de pierna fuerte; este termómetro nunca falla: si en Madrid se quejan, es que les hace pupa y les da miedo.

Y mientras esperamos desesperadamente el regreso de Gavi, que será el mejor "fichaje" junto a un mediocentro de verdad, si es que viene, que Deco y Xavi se pregunten por qué solo un chaval de 19 años es capaz de contagiar carácter y mentalidad ganadora a un equipo que no ha costado precisamente cuatro duros. Que reflexionen, que la culpa es solo suya.

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