No nos engañemos, Vitor Roque viene a competir con Lewandowski

Vitor Roque ya está en Barcelona

Vitor Roque ya está en Barcelona / FCB

Xavier Ortuño

Xavier Ortuño

La llegada de Vitor Roque a Barcelona con todos los honores de gran fichaje, dorsal del primer equipo y un coste en sus espaldas de 30 millones fijos más 31 millones en variables hace que se haga difícil pensar que no venga a marcar un poco el terreno a los delanteros del Barça actual y en especial a Lewandowski.

No es uno de esos jóvenes que llegan de tapado al Barça Atlètic con una promesa de formar parte del primer equipo la siguiente temporada o con una vitola de gran jugador de futuro. Ha llegado a lo grande y es normal que se espere mucho de él, aunque no sea ahora.

Claro que hay que tener paciencia con el joven brasileño y nadie le podrá exigir que logre unos números arrolladores en su primera media temporada en el Barça, pero sí que tiene que demostrar que ha tenido tiempo para ‘cocinar’ en su cabeza lo que puede ser jugar en el primer equipo del equipo blaugrana. Que le hayan preparado para saltar al campo de Montjuïc en medio de, supongo, una ovación atronadora ante un público que tiene ganas de disfrutarle, y se sienta seguro del paso que ha dado si es titular antes de lo previsto.

La primera imagen que ha transmitido, sobre todo en sus redes sociales, es que no viene acompañado de un grupo de amigotes, como los ‘toiss’ de Neymar, sino que ha optado por llegar recién casado y tirando de familia. El primer movimiento de cara a la galería es muy bueno.

Faltará ver ahora en el campo que opciones se le dan de un inicio y como digo, aunque no es su misión venir a competir con Lewandowski desde el minuto 1, no estaría de más que se le pudiera probar siendo el nueve de referencia del equipo. Tampoco sería bueno que fuera un cambio automático de los del minuto 60, no viene a ser un revulsivo, viene a ser el delantero del futuro y el Barça tiene que regular su presencia y él tiene que poder demostrar que todo este esfuerzo que se ha hecho por él vale la pena.