Deliciosa pornografía

Joao Félix es un jugador de un talento especial

Joao Félix podría empezar la temporada de rojiblanco / EFE/AFP

Lluís Carrasco

Lluís Carrasco

Que el mundo del futbol necesita una dosis de cordura es una obviedad, que a esta cordura estaría bien que se le uniese algo de decencia, no le vendría nada mal, y si todo ello se acaba de aderezar con un poco de respeto, el resultado será un universo no solo más humano, sino mucho más amable.

Joao Félix me parece una auténtica delicia y no me duelen prendas reconocer que sería feliz de verlo un día vestido de azulgrana, pero Joao Félix es jugador del Atlético de Madrid hasta junio de 2027 con un contrato actualizado este mismo año, y eso merece o le debería merecerle al jugador luso, consideración. Mucha consideración. ¿Nos hemos vuelto locos?

¿Cómo un jugador en activo y con contrato recién renovado tiene la desfachatez de mostrar y declarar públicamente su ferviente y casi reverencial deseo de jugar en otro equipo y con otros compañeros? ¿Cómo admitir que esta práctica, del todo inquietante, sea admitida y aceptada como medida de presión para cambiar de equipo?

¿Qué pensaríamos si esta tarde saliese Gavi o Araujo y anunciaran su deseo de ser colchoneros y poder compartir anhelos y objetivos con los Griezmann, Correas u Oblaks sin la fundamental prudencia y privacidad de plantearlo antes con quién les forma, les cobija y, sobretodo, les ha convertido en millonarios?

Reitero mi más absoluta admiración por el chaval futbolista, un chico que con solo 23 años muestra y demuestra una clase, elegancia y singularidad difícil de encontrar en el cada vez más físico futbol moderno, un joven que recaló en un equipo, el Atleti de Simeone, que resulta absolutamente antagónico a la creatividad, desparpajo y talento que atesora el portugués, un equipo que basa sus aspiraciones y fortaleza en el rigor, el orden y una rocosa concepción del juego, valores todos ellos que nada tienen que ver con nuestro joven protagonista.

Joao Félix es arte, es instinto, es conquista, y en el Atlético de Madrid los resultados, lejos de conquistarse, se defienden, y se hace desde algo que va más allá de la disciplina: La obediencia. No, Joao y Simeone están en las antípodas, no se entienden, no se comprenden, y ahora, no se soportan, y en este desencuentro sin posibilidad de retorno, aparece el portugués haciendo público su húmedo deseo de ser azulgrana…

¿Si encajaría bajo las órdenes del míster de Terrassa en un dibujo táctico con nuestro famoso ADN? Ni lo duden. Sería delicioso, pero también el resultado de un movimiento poco alentador y no exento de cierta exposición pornográfica. Deliciosa pornografía.