Opinión

El Barça también firmó el contrato de Dembélé

Dembelé, antes de servir un córner en el Spotify Camp Nou

Dembelé, antes de servir un córner en el Spotify Camp Nou / SPORT

Xavi es, de todo este tinglado, la única persona que puede sentirse, como así lo expresó, dolida con la salida de Dembélé. El técnico usó la expresión “decepcionado” y es comprensible que lo esté porque fue él quien, con todo en contra, apostó de forma inequívoca por la continuidad el pasado verano del francés, asumiendo la responsabilidad, pero también el riesgo, de extraer todo el talento que innegablemente posee el futbolista. Xavi aceptó el desgaste y las fricciones que se generaron con el Área de Fútbol que supuso en su momento lograr la continuidad de Ousmane. Desde la óptica, casi personal, del entrenador, es comprensible su desencanto.

Muy distinta debe ser la lectura de la operación que ha llevado a Dembélé a tomar la decisión de salir del Barça para fichar por el PSG. Tiene cierta lógica que la afición se deje llevar por la pasión a la hora de analizar su adiós rumbo a París, pero mucho menos comprensible es que el club se indigne (o se haga el indignado) con su marcha. No tiene ningún sentido desde el punto de vista de un profesional del fútbol porque, de hecho, el contrato que vinculó al futbolista con la entidad por dos temporadas está firmado por las dos partes y, además, una de ellas, el Barça, aceptó incluir una cláusula liberatoria de 50 millones de euros al término de la primera temporada y durante un periodo concreto de tiempo. No solo eso, sino que, hace un año, consideró apropiado que la mitad de esa cantidad fuera a parar al bolsillo del jugador y de su agente.

Dembélé, el pasado jueves marchándose a París

Dembélé / sport

Ese punto del texto era una invitación inequívoca a abandonar el Camp Nou al cabo de un año, una puerta abierta de par en par para que Dembélé, como así ha sido, haga uso del acuerdo firmado por todas las partes para seguir su carrera lejos de Barcelona. Si a esa posibilidad le sumas las ganas relativas que el club ha mostrado a la hora de pactar una nueva renovación y le añades la necesidad imperiosa de rebajar la masa salarial al mismo tiempo que logras nuevos ingresos, no hace falta ser extremadamente ágil de mente para entender que lo de Dembélé y el Barça era una relación cuya fecha de caducidad estaba marcada desde el día que todas las partes firmaron el contrato.

Ousmane ha ejercido su derecho legal a marcharse a otro club, algo que ocurre de forma regular cada invierno y cada verano con centenares de futbolistas que cambian de equipo. Para eso están las ventanas de fichajes en un deporte que sirve para sustentar un negocio multimillonario del que vive muchísima gente. Vender como algo personal lo que simplemente es un negocio es incluso lícito, lo incomprensible es que haya quien compre ese el relato.