La revolución que preparan los Mavericks

La franquicia texana ha incorporado a Holmes, Lively y Prosper gracias al pick 10 en el Draft

Con la salida de Davis Bertrans, el equipo tiene espacio salarial para acoplar más recursos

Doncic recibe órdenes de Kidd en la pista

Doncic recibe órdenes de Kidd en la pista / AFP

Daniel Guillén

Daniel Guillén

Los Dallas Mavericks se han puesto manos a la obra. Tras un final de temporada para olvidar, en el que incluso la NBA sancionó el tanking evidente para asegurarse el pick 10 en el Draft, la franquicia texana ha activado los primeros ajustes para elevar el suelo y el techo competitivo del equipo.

Un doble movimiento en el que han participado Thunder y Kings y que, sin duda, supone una gran noticia. Los Mavs se deshicieron de su selección, Cason Wallace, y Davis Betrans -con un alto contrato- a cambio de Dereck Lively II y una excepción de traspaso que le permitieron activar una operación con los Kings para la llegada de Richaun Holmes y el pick 24, Olivier Maxence-Prosper.

Las operaciones pretenden corregir los errores evidentes de la pizarra de Kidd: jugadores que protejan el aro y sumen en el trabajo defensivo. Más altura, más presencia y más intensidad. Alrededor de la actualidad de la franquicia han sonado con fuerza los nombres de Grant Williams, Harrison Barnes, Bruce Brown o incluso Tobias Harris. La misión está clara: devolverle el nivel competitivo de la temporada anterior, donde alcanzaron las finales de conferencia en el oeste, y rodear mejor a Luka Doncic.

Doncic, desolado tras errar el tiro decisivo

Doncic, desolado tras errar el tiro decisivo / AFP

El esloveno tiene todavía cuatro año más de contrato y es la cara visible del proyecto deportivo, pero su objetivo pasa por conquistar un anillo. Si la franquicia, en este caso de los Mavericks, no le ofrece un contexto para ello, el cuatro veces All-Star, cuatro veces All-NBA y rookie del año en su debut podría buscar un proyecto lejos de Dallas. Un revés que podría provocar la primera gran crisis tras la retirada de Dirk Nowitzki.

Una revolución de nombres

Con la temporada finalizada, en los Mavericks han terminado contrato un total de nueve jugadores: Ntilikina, Irving y Wright en la posición de base; Lawson en la de escolta; Holiday y Pinson en la de alero; Morris en la de ala-pívot; y Powell y Wood en la de pívot. Una autentica revolución en la que todo apunta a que tan solo el volátil Irving firmará como agente libre para liderar el equipo junto a Luka Doncic, la gran estrella de la franquicia.

Por lo pronto, ha sumado a Holmes (pívot), Lively (pívot) y Prosper (alero) y tiene un alto MLE para adquirir más piezas. Doncic, Hardaway Jr., Kleber, McGee, Green y Hardy tienen asegurada la próxima temporada, mientras que Bullock no tiene contrato garantizado. Todo apunta, eso sí, a que los Mavs confiarán en sus cualidades defensivas.

Olvidar las malas sensaciones

Más allá de configurar un equipo con piezas de garantías, el técnico de los Mavs, Jason Kidd, deberá trabajar mucho desde la pizarra para potenciar a un equipo que la temporada pasada fue una sombra de la tendencia de los últimos años. Un bloque frágil, a la par que endeble, sin balón y con pocas luces e ideas en ataque, con un abuso constante de los lanzamientos desde el perímetro.

Luka Doncic amasa mucho balón y necesita que el equipo se mueva a su alrededor con potentes tiradores en las alas y jugadores capaces de cargar la pintura para liberarle o facilitarle espacios en el pick&roll. Deberá engrasar también su relación con Irving: el explosivo base es un jugador al que le gusta tener también la pelota y construir desde el bote, pero su nuevo rol será clave para medir las capacidades reales de un equipo que no tiene margen de error.

La temporada pasada, ya con Irving en Dallas tras su polémica salida de Brooklyn, se pudo ver al esloveno aislándose de la jugada cuando el nacido en Melbourne dirigía el juego. Un error sistemático que castigó en exceso al equipo, que dilapidó muchas victorias prácticamente amarradas: el equipo dependía exclusivamente de su acierto en el aro rival para sacar adelante los partidos al no ser fiable en la protección del suyo.

Han llegado las primeras herramientas -acertadas, de entrada- para un entrenador, Kidd, que se juega mucho esta temporada. Y una estrella, Doncic, que no puede esperar más. Tampoco la franquicia, lejos de luchar por un anillo desde la salida de Nowitzki y atrapada en el tiempo desde 2011. La revolución, más necesaria que nunca, ya ha comenzado. Los Mavericks vuelven a la palestra.