Elecciones catalanas

El PSOE se apoya en Illa para soltar el lastre de la amnistía y neutralizar el discurso de Feijóo en las europeas

Los socialistas buscan revertir el coste electoral del carpetazo judicial al ‘procés’ con el impulso “moral” de las catalanas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la ejecutiva socialista este lunes junto a la presidenta del PSOE, Cristina Narbona y la vicesecretaria general y vicepresidenta primera, María Jesús Montero.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la ejecutiva socialista este lunes junto a la presidenta del PSOE, Cristina Narbona y la vicesecretaria general y vicepresidenta primera, María Jesús Montero. / David Castro

Iván Gil

En la ejecutiva del PSOE celebrada este lunes destacaron por encima de los análisis los mensajes de autoafirmación. La principal lectura para los socialistas de las elecciones catalanas es que los resultados les han dado la razón en su arriesgada estrategia de alianzas con los independentistas. El propio presidente del Gobierno y líder de los socialistas, Pedro Sánchez, se felicitó por ello y pidió a los dirigentes que trasladasen en sus federaciones empatía con quienes habían sufrido ataques o insultos por ello y el mensaje de que mereció la pena. Los efectos de la ley amnistía, justificada para pasar página del ‘procés’, tendrían su reflejo, según los socialistas, en la ruptura de la hegemonía independentista.

Los socialistas han puesto ya rumbo a las europeas del próximo 9 de junio -en la tarde de ayer se celebró la primera reunión del comité del electoral- y lo hacen buscando el impulso electoral y “moral” de las catalanas. No solo para soltar el lastre de la amnistía, con un amplio rechazo social según todas las encuestas, sino hasta buscando convertir el carpetazo judicial al 'procés' en un activo electoral. Un elemento para abrir una nueva etapa en Cataluña que ponen en valor para “resolver la crisis territorial”.

En Ferraz se apoyan así en la holgada victoria de Salvador Illa, a la espera de despejarse el complejo escenario de la gobernabilidad, para intentar darle la vuelta a las encuestas y asociar el cambio de ciclo en Cataluña a su hoja de ruta sobre la desjudicialización. Una forma de revertir el descontento entre parte de sus votantes, movilizar al electorado progresista y neutralizar el discurso de la oposición.

La conversación electoral en las elecciones catalanas, pero también en las vascas del pasado mes de abril, dejó el debate territorial en un plano más secundario para poner el foco en la economía y los servicios públicos. Este es el reto de los socialistas de cara a las europeas. Incluso se busca disputar banderas al PP como la del patriotismo, resignificándolo en un marco más favorable a su agenda: “Hay un patriotismo más allá de pulseritas. Un patriotismo que trabajar para unir y servir. El patriotismo es más que una bandera. No es patrimonio de la derecha y la ultraderecha, y es saber llevar al país a avances sociales y a la convivencia”, defendía en rueda de prensa ayer desde Ferraz la portavoz del PSOE, Esther Peña. Un “patriotismo útil” en el que encuadrarían su agenda social, pero también el diálogo con los independentistas.

En plena resaca electoral, en Ferraz cuestionaban el sentido que tendría ahora la manifestación convocada por el PP para el próximo 26 de mayo, al igual que el cambio de ciclo alentado por Alberto Núñez Feijóo tras las gallegas. “¿Van a volver a manifestarse ahora con la amnistía?”, se preguntan en la sede federal. La norma todavía no ha sido aprobada y está previsto darle luz verde en el Congreso antes del inicio de la campaña de los comicios europeos. Después de las elecciones catalanas, en la dirección del partido consideran que están en posición de dejar atrás su desgaste en las encuestas y frenar al PP en esta suerte de segunda vuelta de las generales, aun tratándose de comicios donde se suele castigar a la formación en el Ejecutivo.

Pactos de PP y Vox

Al mismo tiempo que se busca desactivar la estrategia de la oposición sobre las consecuencias de la amnistía, se intensifica el marcaje a los gobiernos regionales de PP y Vox para acusar a los populares de plegarse a los postulados “negacionistas” del partido de Santiago Abascal. Principalmente con las denominadas leyes de concordia que se están promoviendo en Aragón, Comunidad Valenciana y Castilla y León para derogar en parte la ley de memoria democrática.

El ejecutivo ha aprovechado el informe conjunto de tres relatores de la ONU cuestionando su encaje con los derechos humanos, para abrir el foco de su marcaje en cuestiones como la violencia de género o los derechos LGTBI. Esta misma semana, el Ejecutivo remitió su propuesta por escrito sobre los artículos que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso deberá eliminar o modificar en las leyes trans y contra la LGTBIfobia para garantizar su constitucionalidad. Un requerimiento "para resolver las discrepancias" que se enmarca dentro de la negociación entre ambas administraciones abierta el pasado mes de marzo tras activarse la comisión bilateral, previa al recurso de inconstitucionalidad.

Aglutinar voto progresista

La otra palanca electoral que se está utilizando para agitar la movilización del electorado progresista es el debate sobre la regeneración democrática. El combate a una “máquina del fango” en la que incluye tanto a los populares como a la ultraderecha. Con las urnas y las encuestas empujando a la baja a Sumar, el PSOE busca aglutinar la mayor parte del voto progresista de cara a las europeas. La candidatura de la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se está lanzando al flanco del voto verde.

Ferraz y Moncloa tienen diferentes lecturas el debate sobre la apelación al voto útil. En el Gobierno apuestan más por modularla, conscientes de que en un contexto de política de bloques necesitan un espacio fuerte a su izquierda. En la dirección del partido calculan que existe una bolsa de votantes de izquierda de alrededor un millón de electores que nunca elegirían su papeleta, pero alertan del riesgo de que no se movilicen y, por tanto, no se transformen en representación institucional. Algo que achacan a la fragmentación de este espacio.