OLIMPISMO

Los Juegos Olímpicos de Río, sin luz ni agua y... con despidos masivos

Aunque al final los problemas suelen solucionarse, no pintan bien los próximos Juegos Olímpicos. Y, por si fuera poco, la gravísima crisis económica que asola Brasil solo agrava aún más la situación

La compañía que rige Maracaná ha despedido al 75% de su plantilla

La compañía que rige Maracaná ha despedido al 75% de su plantilla / sport

EFE

A tan solo siete meses de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el Estadio de Maracaná y el Estadio Olímpico atraviesan una seria crisis financiera que ha llevado al primero a despedir al 75% de su plantilla y ha causado cortes de luz y agua en el segundo.

El grupo que administra Macaraná, que albergará las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos así como numerosos partidos de fútbol, el Consorcio Maracaná S.A., despidió este lunes a tres cuartos de su plantilla con vistas a la gran cita de 2016.

En un comunicado, la administración del Maracaná ha explicado este martes que la medida responde "a la necesidad de adaptarse al periodo exclusivo de de los Juegos", cuando cederá sus instalaciones al Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos Río 2016 durante nueve meses.

El consorcio reconoció también que está realizando "esfuerzos continuos para reducir los costes fijos, minimizar los prejuicios operacionales y adecuarse a los impactos de la alteración unilateral del contrato de concesión y a los períodos de interrupción de la operación como el Mundial de 2014 y los Juegos Olimpicos de 2016".

El administrador del estadio ha sufrido pérdidas en los últimos años, en parte porque el Gobierno de Río no le ha permitido la construcción de un centro comercial y un estacionamiento junto al estadio, como estaba estipulado en el contrato de concesión. El gobernador de Río de Janeiro, Luiz Fernando Pezão, afirmó que si el consorcio decide renunciar a la gestión del estadio mundialista, convocará una nueva licitación.

Las estrecheces también han llegado al Estadio Olímpico, conocido popularmente como Engenhão y que está regentado por el club de fútbol Botafogo, donde la luz y el agua permanecen cortadas desde hace una semana por el impago de las facturas de estos servicios referentes a los meses de abril y mayo pasados.

El Botafogo alega que la alcaldía debería haber pagado esas facturas, puesto que hasta mayo pasado estaba ejecutando las obras de adaptación necesarias para los Juegos Olímpicos. Sin embargo, la secretaría municipal de Concesiones y Asociaciones Público-Privadas (Secpar) ha informado a través de un comunicado que llegó a un acuerdo con el Botafogo el pasado mes de abril pasado para que se hiciera cargo de esas facturas, porque ese mes terminó las obras y cedió 30.000 asientos para que el club volviera a organizar partidos.

Según imágenes mostradas por televisiones locales, el estadio, construido en 2007 para los Juegos Panamericanos, presenta un mal estado de conservación y tiene goteras. Además, tuvo que permanecer casi dos años clausurado, entre marzo de 2013 y enero de 2015, para una importante reforma estructural, ya que se detectó un alto riesgo de que la cubierta se desplomara con vientos moderados.