¿Qué le pasa a Neymar Jr.?

El '10' brasileño se pelea con el mundo: bronca con la prensa de su país, asperezas con rivales y ataques de divismo

Su comportamiento presuntuoso y la falta de autocrítica lo alejan cada vez más de la opinión pública brasileña

Neymar: "Para mí es emocionante, estos dos últimos años fueron muy complicados"

Neymar: "Para mí es emocionante, estos dos últimos años fueron muy complicados" / Perform

Joaquim Piera

Joaquim Piera

Neymar Jr. se reincorpora a la disciplina del PSG dejando un reguero de polémicas y mal rollo tras estar casi dos semanas concentrado con la Seleçao. Su paso por la triple jornada sudamericana de clasificación para Catar 2022 ha agudizado la brecha, cada vez mayor, entre el astro (y su mundo de aduladores), con unos analistas muy preocupados por su eterno complejo de Peter Pan, a un año y poco del Mundial.

El ex del Barça tendría que estar externalizando su alegría, porque motivos no le faltan. Renovó hasta 2025 con el PSG, manteniendo uno de los salarios más altos del fútbol mundial, y le cayó del cielo un regalo en forma de llegada de su amigo Leo Messi, que no pudo quedarse en el Barça. La negativa desde Doha de traspasar Mbappé al Real Madrid le garantiza formar parte del mejor ataque del planeta durante, como mínimo un año, y reforzar, así, su candidatura a ganar, de una vez por todas, la Champions en París.

La realidad, sin embargo, ha sido diametralmente distinta. En los partidos contra Chile (victoria brasileña por 0-1) y contra Perú (triunfo por 2-0 con un gol y una asistencia suya), el '10' volvió a vivir momentos de furia y coqueteó con la expulsión. Fuera de sus casillas, acabó siendo amonestado en los minutos 95 y 89, respectivamente. Estuvo a un paso de ver sendas rojas. Las dos amarillas le acarreará no estar, en octubre, en el encuentro de Venezuela. Todo era absolutamente evitable.

En su país no gustan sus encontronazos y sus provocaciones. Es una película que se repite desde hace años, y a los 29 años se comporta igual que una década atrás. No se ve una evolución comportamental de Ney. Y hay el pavor que una pérdida de papeles ocurra en el Mundial, en un partido clave con consecuencias irreparables.

QUE SEA COMO LEO MESSI

De forma muy explícita, como se hizo en la última transmisión televisiva de la Rede Globo, le pidieron tener un comportamiento semejante al de Leo Messi, lo que despertó las iras de la hermana del crack, Rafaella, en las redes sociales.

Y ser como Leo Messi implica que acepte las críticas, como las que le hicieron con relación a su sobrepeso, y que no aproveche los micrófonos postpartido para exigir respeto y victimizarse. "No sé qué tengo que hacer más con esta camiseta para que la gente me respete, porque constantemente se me está faltado al respecto", llegó a decir.

Las críticas macizas de los periodistas brasileño a su peso eran, en realidad, un eufemismo para no hablar de sus excesos extracampo durante las vacaciones y a su bajo nivel de forma en este inicio de curso. Neymar lo sabía. Podría haber bajado la cabeza, exponer en qué estado se encontraba, contestar con finura y elegancia... pero nada de eso. Lo convirtió en un ataque personal.

Enseñó pectorales en el último entrenamiento antes del simulacro de partido contra Argentina. Y repitió la dosis, celebrando su tanto ante Perú, en un gesto, que pasó absolutamente desapercibido en la transmisión televisiva pero que él mismo, a su finalización, lo transformó en un alegato en su defensa, organizando una batalla contra molinos de viento.