El Girona y el riesgo de perder la identidad

En los últimos días, Míchel dijo estar convencido de jugar en Montilivi; Delfí Geli aseguró que el campo estará homologado por la UEFA y Pere Guardiola abrió la puerta a ir a otro sitio

El Girona podría sellar la clasificación para la Champions la próxima jornada

Los jugadores del Girona celebrando en Montilivi la clasificación a Europa

Los jugadores del Girona celebrando en Montilivi la clasificación a Europa / DDG

Jordi Bofill

En vez de disfrutar del momento con la tranquilidad y la paz que da la felicidad deportiva del Girona, la falta de certezas respecto a lo que pasará con el estadio de Montilivi cuando toque jugar la Champions League tiene al club en vilo. "Estoy convencido de que vamos a jugar la Champions en Montilivi. No visualizo un sitio para jugar que no sea este estadio. Es imposible, jugaremos aquí. Bien, así lo pienso", decía Míchel el jueves en la previa de la victoria en Las Palmas. El técnico madrileño, uno de los grandes artífices de una hazaña que está a punto de producirse -la ventaja es de trece puntos cuando tan sólo faltan quince-, la soltó en el tramo final de su respuesta. "Bueno, así lo pienso", dijo entre risas. Porque quizás el hecho de que el Girona juegue la Champions en Montilivi no está tan claro, viendo los mensajes contradictorios que lanzan desde la entidad y los silencios que hay en algunos temas de interés.

En menos de 24 horas, de hecho, el presidente Delfí Geli y Pere Guardiola, uno de los propietarios y presidente del Consejo de Administración, dieron dos discursos dispares. "Está claro que Montilivi estará homologado por la UEFA y podremos jugar en el estadio. Otra cosa es la capacidad final de espectadores que podamos tener. Esperamos que sea lo más grande posible", aseguró el primero. "La UEFA no nos deja utilizar las gradas supletorias y eso querría decir que tendríamos un aforo de 9.000 asientos. Lo haremos todo para jugar la Champions en Montilivi. No hay más, la otra opción es buscar un estadio superior que implicaría ir a Barcelona. Este sería el plan B, pero debemos ir quemando etapas, porque también habría que hacer otras adaptaciones. A ver lo que dice la UEFA", respondió el segundo. Mientras Geli afirmaba, con rotundidad, que la UEFA aprobaría todo lo que debe aprobarse, Guardiola dejaba la puerta abierta a las dudas y planteaba, quién sabe por qué, una posible salida del estadio.

¿Y LAS OBRAS?

Tal y como publicó 'Diari de Girona', la intención del club era, a partir del 27 de mayo, al día siguiente del último partido contra el Granada, desmontar las gradas retráctiles en el gol norte y preferente y construir obra nueva para que, precisamente, ningún abonado se perdiera el estreno del Girona en Europa. De hecho, la única gradería retráctil prevista era la del gol sur, que sólo se podría utilizar en la Liga.

La inversión del club se elevaba a los 20 millones de euros y el calendario, siempre que todo fuera sobre ruedas, exigía pedir jugar a domicilio durante las primeras jornadas de la 2024/25 para tenerlo todo a punto para mediados de septiembre.

Es cierto que desde la entidad siempre han explicado que no tenían la certeza absoluta de poder hacerlo en el tiempo establecido, porque por la singularidad de Montilivi la obra requiere más tiempo de lo habitual. Pero de ahí a que se dé por sentado que ya no se harán obras va mucha diferencia. Y esto es algo que cada vez está más descartado -si no lo está del todo- porque el desenlace parece moverse entre jugar en Montilivi con el aforo que dicten -siempre, con las retráctiles desempleadas-, o, algo que era impensable, que el Girona juegue la Champions en un estadio que no sea el suyo. Si se toma esta decisión, claro, el club podría pillarse los dedos.

Desde la entidad, en ningún momento se explican los motivos por los que no se pueden realizar las obras, lo que está provocando una especulación nada positiva para sus intereses. Nadie sabe lo que realmente impide que en Montilivi todo el mundo pueda ver la Champions.

¿Y los grandes perjudicados? Como siempre, los abonados. ¿Alguien les ha preguntado qué quieren, qué piensan o qué sienten? Porque perderán pase lo que pase: si el Girona se va, porque no será su casa. Y porque no todo el mundo puede ir a Barcelona, entre semana, a ver un partido de fútbol y compaginarlo con su trabajo o su vida personal. Si el Girona se queda; porque no podrán entrar todos. Se desconoce cómo el club compensará el agravio porque sentimentalmente no habrá forma de repararlo.

Con todo es inevitable no recordar que en el 2019, los propietarios del Girona querían dejar a sus aficionados sin el derbi contra el Barça en Montilivi para llevarlo a Miami.