El Espanyol se vuelve a estrellar
El cuadro de Luis Miguel Ramis no pudo pasar del empate en un partido sin apenas ocasiones
Así hemos vivido el Espanyol - Huesca
Un punto insulso, sin juego, sin fútbol... Sin nada. El Espanyol quería hacer buena la remontada histórica de la jornada pasada y se quedó en eso, en las ganas. Ni una sola ocasión en la primera mitad, muy poco en la segunda y un resultado que vuelve a dejar al equipo en un quiero y no puedo.
Sin juego por dentro y abonados al balonazo largo, el Espanyol se quedó a medias. Vivió muy tranquila la zaga del Huesca. El Eibar podría recuperar este domingo el puesto de ascenso directo tan solo una jornada después. Muy decepcionante.
El partido ya auguraba bostezos desde el inicio. 22.000 gargantas llenaron el Stage Front Stadium desde el minuto inicial, pero bien podrían haber alargado sus respectivas comidas para evitarse una primera mitad que no entrará precisamente en los libros de historia. Ni un solo remate a portería en unos primeros 45 minutos de poco fútbol y mucho músculo.
Luis Miguel Ramis apostó por la columna vertebral que le había dado la milagrosa victoria ante el Eibar en Ipurua, con los únicos cambios del héroe Salvi Sánchez en el extremo y Joan García por Pacheco, que no llegó al duelo por lesión. Pero al Espanyol le costó muchísimo crear.
Muy poco juego por dentro
Con esa línea de 4-4-2, faltó mucho juego por dentro. El poco peligro creado llegaba a base de balones largos a Pere Milla y Braithwaite. Poco del cuadro perico y menos de su rival, un Huesca bien plantado atrás, con las líneas bien juntas y que ni siquiera sufría.
En la reanudación, el Espanyol quiso espabilar. Lazo sustituyó a Pere Milla y llegaron las mejores ocasiones del partido. Muy clara sobre todo la de Braithwaite, que erró el uno contra uno ante Álvaro Fernández. Después, Cabrera y Lazo tuvieron las suyas. La grada parecía contagiarse con un equipo que, por fin, se quitaba las costuras y se soltaba. Eran diez minutos algo alocados.
Sin embargo, apenas fue un mero espejismo. El duelo, poco a poco, fue perdiendo el ritmo, volvió a encorsetarse y no hubo forma de volver a crear nada parecido a un cierto peligro. El Huesca ni se acordó de que, de vez en cuando, debía atacar, y el Espanyol se olvidó de nuevo de cómo hacerle daño a la zaga oscense. Otra vez balonazos frontales que los altoaragoneses sacaban sin problemas. El resultado no fue otro que un equipo blanquiazul que no hizo más que estamparse contra un muro.
Jofre Carreras, que recibió el apoyo de toda la afición tras el fallecimiento de su madre, lo intentó en los últimos minutos tirando del carro en ataque. No hubo forma. Poco fútbol, pocas ocasiones y un empate que hace mucho daño. El ascenso sigue estando a tiro, pero toca resetear.
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