Zabalza, el pulmón navarro

Afincado en Pamplona, su población natal, Pedro Mari dejó un recuerdo imborrable en el Barça por su honradez profesional, trabajo callado y entrega absoluta. Es un ejemplo

“Fichar por el Barça fue cumplir la aspiración de todo jugador modesto”, recuerda

Pedro Mari Zabalza, con la camiseta del FC Barcelona en el Camp Nou

Pedro Mari Zabalza, con la camiseta del FC Barcelona en el Camp Nou / FCB

David Salinas

David Salinas

Pedro María Zabalza Inda (Pamplona, 13-04-1944) recuerda con especial cariño y gratitud las seis temporadas que defendió la camiseta del FC Barcelona, entre 1967 y 1973. La afición azulgrana disfrutó de sus mejores años como futbolista. Titular desde el primer día, destacó por su ilimitado despliegue, por su clase y elegancia en la elaboración del juego y, especialmente, por su personalidad: serio, responsable y humilde. Una máquina de hacer fútbol con una identidad íntegra e intachable.

De vuelta de la Folga 65 que realizó con la Agrupació de Jugadors del FC Barcelona por la zona del Delte de l’Ebre a principios de junio, Zabalza no olvida sus inicios: “Mi primer equipo fue el Guretxokoa, el equipo de mi barrio. Su nombre significa “nuestro rincón”. Me vieron jugar y el presidente del CD Oberena, señor Larqui, nos fichó a Julio Santamaría y a mí”.

Zabalza tenía 14 años y sus ídolos eran Luis Suárez y Alfredo Di Stéfano. Estuvo una temporada en el Juvenil de este equipo de Pamplona, otra en el conjunto que actuaba en categoría regional y dos en el primer equipo, en Tercera División.

Zurdo nato

Osasuna no dejó escapar semejante joya (zurdo nato) y lo incorporó a su disciplina. Debutó el 14 de febrero de 1965, con 20 años, en un Hospitalet-Osasuna (4-1) junto a Gensana y Montesinos. En el conjunto navarro también jugó Not, con pasado en la cantera azulgrana. Miquel Gual, un histórico del Barça, entrenador de Osasuna, fue quien le dio la alternativa en Segunda División.

Poco después Zabalza se presentaría en San Juan, ahora con victoria (2-1 contra el Pontevedra) y junto a Gensana y Zaldúa. A partir de ahí fue indiscutible, jugando “en todos los puestos de la delantera, alternando el último año la media y el ataque, pero siempre con misión de centrocampista”, recuerda.

Un perfil como el suyo fue difícil de retener para Osasuna, en Segunda. Así, tras dos años y medio en el equipo rojillo, Zabalza puso rumbo a Catalunya. “Me enteré estando de vacaciones en Izaba, en el Valle del Roncal, en casa de un amigo. La televisión dio la noticia y al día siguiente me vinieron a buscar”. Eran otros tiempos. No había la figura del agente. Osasuna aceptó dinero (4 millones de pesetas) y jugadores, condición innegociable. Dejó en libertad a Zabalza y Pere Masy Josep Rodés hicieron el camino inverso. Un tercer jugador, Narcís Martí Filosia, finalmente, se cayó de la operación.

“Una gran alegría”

“Fichar por el Barça supuso para mí una gran alegría y ver cumplida la aspiración de todo jugador modesto al fichar por un equipo grande”, rememora Zabalza. Llegó al Barça con 23 años y debutó en La Romareda. Su hermana Alicia y su tío Leandro, que había jugado al fútbol como amateur, se desplazaron hasta La Romareda para vivir el debut de Zabalza en directo.

En el Barça se reencontró con Gensana y Zaldúa, que le facilitaron una adaptación rápida fácil, y ganó dos Copas: la de 1968 (0-1), la de “las botellas”, contra el Real Madrid, y la de 1971 (4-3), contra el Valencia, con dos goles que llevaron su firma. El del triunfo, en la prórroga, fue obra de Ramon Alfonseda. Con el Barça alcanzó la internacionalidad absoluta. Jugó siete partidos con la Roja entre 1968 y 1969.

“Operación retorno”

Después de seis años en el Camp Nou, Zabalza fue uno de los jugadores captados por el Athletic en la llamada “operación retorno” de los leones: repatriar jugadores vascos y navarros sin pasado en el club para potenciar al equipo. Jugó en San Mamés tres temporadas, hasta la 1975-76. “Los años no perdonaron y mi intención era quedarme en Lezama, pero Fermín Ezkurra, presidente de Osasuna, me convenció para que regresara”, recuerda.

Zabalza colgó las botas Osasuna el curso 1976-77, en Tercera, pero logrando el ascenso a Segunda. Tenía 34 años. “Las fuerzas empezaban a flaquear”, dice, para puntualizar que “nunca me enfrenté al Barça con Osasuna y nunca jugué con Osasuna en Primera División”.

No abandonó el fútbol y volcó sus conocimientos y experiencia en el Juvenil de Osasuna, de donde dio el salto al primer quipo en noviembre de 1986 hasta diciembre de 1994. Una etapa con éxitos importantes como la quinta posición en el curso 1990-91 y la participación en la Copa de la UEFA 1991-92, la segunda en la historia de la entidad navarra.

Tras un año sabático, regresó en el banquillo del Rayo Vallecano (1995-96). Los malos resultados volvieron a costarle el puesto. La temporada 1996-97 hizo el último servicio a Osasuna entre noviembre de 1996 y marzo de 1997. Ya tenía suficiente porque “lo bonito del fútbol es jugarlo, en el banquillo dependes de los que están en el campo”.

Inició entonces su trayectoria como empresario hotelero, igual de exitosa como la de jugador y entrenador. Zabalza siempre recuerda que “si me hubiera quedado un año más en el Barça ahora podría presumir de tener una Liga”.