Historia SPORT

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Un viaje a los orígenes de Ronald Araujo

Nos adentramos en los inicios del central uruguayo y nos 'trasladamos' a Rivera, una humilde ciudad fronteriza con Brasil donde nació y creció el jugador del Barça

Debutó con el primer equipo de Huracán a los 13 años como volante ofensivo y era el encargado de patearlo todo, el líder

Las raíces de Ronald Araujo

Las raíces de Ronald Araujo / D. POSCHI

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

La ‘Frontera de la Paz’ divide las ciudades de Rivera (Uruguay) y Santana do Livramento (Brasil). Cruzando una calle traspasas esa línea imaginaria que separa a dos países que tienen algo en común. Su locura y pasión por el fútbol. Dos naciones históricas, campeonas del mundo, donde el deporte rey ni se pretende discutir. 

En el lado charrúa nació Ronald Federico Araujo da Silva un 7 de marzo de 1999. No había dado sus primeros pasos que ya parecía predestinado a estar ligado toda su vida a un balón. Ronald comenzó a desarrollarse antes que la mayoría de los chicos de su edad.

A los 6-7 años le sacaba una o dos cabezas a la mayoría. Pronto lo empezaron a llevar sus padres, Celestino y Karina, al club local, el Huracán. Allí emergería una de las figuras más importantes de su infancia, Danilo Poschi.

Un hombre que aún hoy en día se dedica en cuerpo y alma a esta entidad modesta que juega el campeonato regional de Uruguay. “Siempre sobresalió, salió goleador y mejor jugador muchas veces. Huracán es un equipo humilde que trabaja muy bien con los más pequeños. Les brinda todo. La familia de Ronald es así, la abuela, la madre y el padre lo acompañaron, junto a sus tíos. Ronald era el primero siempre en llegar, no faltaba nunca. Le apasionaba”, nos cuenta Poschi. 

LA LLAMADA DE BOCA

Rápido lo llamaron para formar parte de las selecciones regionales, donde destacó por encima del resto y lo que le valió para recibir una llamada inesperada.

“A los 9 años nos llamaron de Danubio que querían que formara parte de un combinado para jugar un torneo en Argentina. Le acompañamos su padre y yo. En cancha grande sobresalió y algunos dirigentes y técnicos de Boca nos hicieron una propuesta. Querían que Ronald siguiera ahí su carrera”, narra Poschi.

Pero la familia Araujo decidió que era mejor para su porvenir seguir cerca de los suyos. Era apenas un niño, buen estudiante. Ya llegaría el momento. 

“Jugó en todas las divisiones de Huracán. A los 13 ya jugaba en la categoría sub’18 y yo estaba dirigiendo el absoluto y como sobresalía y cumplía con todo le pregunté si se animaba a debutar. Ni se lo pensó. Acordamos que si en el partido con Peñarol (categoría sub’18) hacíamos diferencia de dos goles en el primer tiempo yo lo sacaría para que pudiera jugar luego con el absoluto. El reglamento era así. 'Profe, hicimos el 2-0 como usted dijo', me comentó al descanso”. 

Y es así cómo llegó ese estreno con jugadores que le doblaban y casi triplicaban la edad. Además, fue con épica. “Perdíamos 1-0 al descanso. Entonces él jugaba de volante ofensivo. Lo metí y en su primera acción marcó de libre directo por la escuadra. Luego puso el centro del 1-2. Fue el héroe”. 

PASO AL PROFESIONALISMO

A los 16 años le llegaría la oportunidad de dar el primer salto importante. Después de destacar en la selección regional sub’18, en Rentistas le echaron el lazo.

“El técnico no se fijó bien en una primera prueba, pero luego lo quiso fichar sí o sí. Me acuerdo de que en uno de sus primeros partidos jugaba cerca de Rivera y fuimos a verle con su abuela, su tío y sus padres. No se esperaba que fuera la abuela y se emocionó. Empezó de reserva y su padre, inquieto, me preguntó si creía que iba a jugar. Le dije que si Rentistas se ponía 1-0 por delante entraría seguro. Así fue”.

Aquel día Ronald pudo regalarle la ‘remera’, como llaman a la camiseta los suramericanos, a su abuela María José. “Creo que fue el último partido que su abuela le vio jugar”, nos comenta Poschi. 

En Rentistas irrumpiría otro de los personajes vitales para entender la trayectoria de Araujo. Sergio Cabrera, padre del actual jugador del Espanyol Leandro Cabrera y por aquel entonces técnico de Rentistas. “Recuerdo que desde su llegada me impactó el interés que ponía en todo. Siempre escuchaba, siempre quería mejorar. Era una esponja. Bueno, lo es”, nos dice Cabrera, que está pasando unos días en Barcelona en compañía de su hijo.

“En su pueblo jugaba de delantero y volante. Yo le veía cosas muy buenas para ser un muy buen central. Lo puso de delantero también, claro, porque lo hacía bien. Pero le dije que tenía que decidir si ser un buen delantero o un defensa de época”.

Bajo el auspicio de Cabrera, Ronald siguió evolucionando en su juego. Era un toro físicamente y cada vez tomaba mejor las decisiones. De Rentistas aún pasaría por otro club uruguayo, Boston River. Su último paso antes de volar a Europa. Una ‘esponja’ que sigue empapándose de todo y que va camino de de poner, aún más, a la humilde Rivera en el mapa.