Ronaldinho: 20 años del fichaje que cambió la historia reciente del Barça

Su sonrisa de oreja a oreja y su infinito catálago de trucos de magia con el balón revitalizaron a un equipo que estaba de capa caída

Apadrinó a un imberbe Leo Messi, ganó el Balón de Oro, salió aplaudido del Bernabéu y marcó a toda una generación sin importar de qué equipo fuesen

Ronaldinho durante su presentación como nuevo futbolista del Barça en 2003

Ronaldinho durante su presentación como nuevo futbolista del Barça en 2003 / EFE

Adrià Fernández

Adrià Fernández

Tal día como hoy, un 19 de julio, se cumplen 20 años del fichaje de Ronaldinho por el FC Barcelona. Un futbolista que cambió la historia del club blaugrana y del fútbol mundial. Su hipnótica sonrisa insufló de confianza, de carácter y de magia a todo un equipo que atravesaba una época con más sombras que luces. Revivió a un muerto llamado Barça y lo devolvió al Olimpo del fútbol.

La historia del club culé no se explica sin la presencia del brasileño. Junto a Gamper, Kubala, Cruyff, Guardiola y Messi; Ronaldinho se sitúa entre los futbolistas que más han incidido en el relato blaugrana a lo largo de los casi 124 años de historia. No solo en lo deportivo, también en lo anímico hacia un vestuario apagado, a una afición desencantada y a una ciudad gris.

Muy rápido se convirtió en el ídolo de toda una generación, sin importar los colores que defendiese cada uno, convirtiendo a creyentes en todos los ateos. Logró congregar a 25.000 personas en el Camp Nou durante su presentación como nuevo jugador del Barça. Por si alguien tenía dudas sobre su fichaje, en su primer partido ante los culés las desvaneció. La famosa 'noche del gazpacho' fue culminada con un auténtico zambombazo del '10' blaugrana. Como carta de presentación, no estuvo nada mal.

Ronaldinho, abrazado a Leo Messi en el Camp Nou

Ronaldinho, abrazado a Leo Messi en el Camp Nou / MARC CASANOVAS

Con Frank Rijkaard en el banquillo, Ronaldinho lideró a un equipo arropado por Víctor Valdés, Carles Puyol, Deco y Samuel Eto'o; además de unos jóvenes Xavi Hernández y Andrés Iniesta. En el segundo año de 'Ronnie' en la capital catalana, el Barça volvió a alzar LaLiga tras un largo y oscuro lustro sin engrosar el palmarés del club. Un campeonato que logró revalidar el curso siguiente, agregándole una dulcísima guinda al pastel en forma de Champions: la segunda de la historia del Barcelona.

Los éxitos colectivos también fueron acompañados de los reconocimientos individuales. En 2005 fue galardonado con el Balón de Oro, un premio que le distinguía como el mejor futbolista del planeta. Algo que para la mayoría ya era más que evidente. Para injusticia de muchos, este reconocimiento no lo pudo volver a colocar en su vitrina particular el año siguiente, cayendo en manos de Cannavaro, capitán y flamante campeón del Mundial con la selección italiana.

Un legado imborrable

Más allá de los premios, el mundo del fútbol quedó rendido y embelesado a la magia de Ronaldinho y a su infinito catálogo de trucos de brujería, inimaginables para el resto de mortales. Creó escuela y el mayor legado que dejó en manos del Barça, del fútbol y del arte tiene nombre y apellidos: Lionel Andrés Messi Cuccittini. El brasileño apadrinó a un joven e imberbe argentino cuando daba sus primeros pasos en el primer equipo, tras quedársele diminuta la Segunda División B. El resto ya es historia.

Para el recuerdo siempre quedará la asistencia que le brindó a Messi en su estreno goleador con el primer equipo, cuando salió ovacionado del Santiago Bernabéu, sus dos antológicas chilenas a Villarreal y Atlético de Madrid; pero también al mítico 'palo de golf' en Stamford Bridge o el golazo con sombrero incluido en el interior del área a Osasuna. Sus sambas, sus celebraciones, sus manos imitando el saludo de la cultura surfera... Todo siempre con una sonrisa imborrable.

Aunque se diga que ‘lo bueno, si breve, dos veces bueno’, con Ronaldinho muchos nos quedamos con ganas de un poco más. Lo que se antojaba como un largo reinado en el Camp Nou embelesando a los amantes del arte futbolístico, acabó con una abdicación demasiado prematura. Eso sí, demostró que en menos de media década se puede revertir la amarga situación deportiva de un club, inyectar de serotonina a toda una afición y escribir con letras de oro tu nombre en la historia de este deporte. Eterno.