Pedri, magia sin premio

Una de las obsesiones del entrenador del Bayern, Julian Nagelsmann, antes del partido contra el Barça era frenar a los dos interiores blaugrana, Pedri y Gavi.

Sabía que si lo conseguían, no le llegarían balones a Robert Lewandowski. Por ello, les colocó una estrecha vigilancia que ambos se saltaron. Especialmente en la primera mitad y, sobre todo, Pedri. El canario dirigió durante muchos minutos los ataques del Barça con maestría, levantando incluso la admiración del público local gracias a su magia.

Y es que la afición del Bayern admira a un jugador al que su directiva ha echado el ojo. Ya se interesó por él antes de su debut con el Barça y lo volvió a hacer antes de su última renovación hasta el 30 de junio del 2026, cuando el Barça blindó al canario con una cláusula de rescisión de 1.000 millones de euros. Según cuentan en Alemania, seguirán estando atentos a cualquier posibilidad de incorporarlo.

Pedri templó el juego cuando lo tuvo que hacer como un veterano a pesar de tener solo 19 años. Y lo aceleró para salir al contragolpe cuando lo necesitaba el Barça. Defendió las embestidas alemanas y también pisó el área rival. Ahí es donde su buen partido no tuvo premio.

Suya fue la primera gran oportunidad para el Barça. Tras recibir un pase de Lewandowski, regateó a un defensa en una baldosa, un amago como aquellos que hicieron fortuna contra el Galatasaray. Pero su disparo con la izquierda lo paró Neuer. Probablemente todo hubiese cambiado. "Pudimos haber ganado el partido. Tuvimos muchas ocasiones en la primera parte, pero cuando perdonas tanto contra un equipo como éste, lo acabas pagando", se lamentaba el canario tras el partido.

SEGUNDA OPORTUNIDAD

No fue la única ocasión que desperdició. En la segunda mitad y ya con dos goles de desventaja en el marcador, tuvo otra gran ocasión tras otra combinación con Lewandowski, con quien se entiende a las mil maravillas. Su remate, picado, fue al palo. Una lástima porque aquel gol hubiese podido hacer entrar a los de Xavi en el partido. Y hubiese sido un justo premio a tan mágico encuentro del canario.