El mayor (e inesperado) aliado del resurgir de Dembélé

Por aquí, por allá... ¡Dembélé volvió loco a Pedraza!

Dembélé volvió loco a Pedraza en esta jugada / LALIGA

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

Ousmane Dembélé ha pasado en apenas unos días de ser un dolor de cabeza para todos los estamentos del club a una de las pocas notas positivas de un Barça que está lejos de ofrecer un juego alegre a sus seguidores. Acusado de falta de compromiso, protagonista de varias escenas controvertidas, 'atizado' por sus propios compañeros, Ousmane corría el riesgo de verse sumido en una espiral de negatividad, en un bucle de oscuridad del que pudiera no salir. Pero si algo ha demostrado el internacional francés es personalidad y capacidad para enderezar el rumbo cuando las cosas peor estaban.

El 'súmum' de todo este ruido generado en torno a la falta de profesionalidad del atacante se produjo hace algo más de tres semanas. Dembélé no se personó al entrenamiento del equipo y el club no tuvo constancia de ello hasta pasadas hora y media. Se perdió el partido contra el Betis, acudió a la llamada de su selección pero apenas disputó 26 minutos y en su regreso con el club azulgrana Valverde le dio 11' en el empate en el Wanda Metropolitano frente al Atlético. Posiblemente (lesiones aparte), sus peores semanas desde que viste la camiseta del FC Barcelona.  

Pero, como decíamos, lejos de caer en depresión o verse arrastrado por el clima de animadversión creado a su alrededor (se ha insistido mucho en un interés de Klopp y el Liverpool y en que podría abandonar la entidad incluso el próximo mercado de invierno), Ousmane Dembélé ha dado un paso al frente en los últimos dos encuentros. Frente al PSV jugó un partido muy serio, asistió a Leo Messi para marcar el primer tanto y fue de los más destacados en la victoria que le daba al Barça la primera plaza de grupo matemáticamente.

El público 'apadrina' su osadía

<strong>Su incidencia fue todavía mayor ayer en el Camp Nou ante el Villarreal</strong>. Partido más bien soso en líneas generales que tan solo se vio ‘alterado’ por las acciones del francés. Incluso Messi estuvo apagado. Los pocos ‘¡Oh!’ que se escucharon desde la grada fueron para ensalzar acciones de un Ousmane Dembélé que trabajó en defensa, desbordó como nunca, estuvo atrevido y no dejó de intentarlo. Es algo que, en general, no se le puede reprochar al ex del Dortmund. No desiste, no pierde la fe en su capacidad, lo intenta.

Quizás tiene más problemas que la mayoría de sus compañeros para asociarse, pero lo cierto es que posee algunas cualidades que en este plantel no abundan precisamente. Magistral manejo de las dos piernas (en el gol de Piqué pone el córner con una pierna y luego da la asistencia con la otra), un cambio de ritmo endiablado, una sangre fría que más que fría es gélida. Y la afición lo premió. Porque el Barça-Villarreal quedará ya para la posteridad como el del ‘perdón’ de Ousmane y como el ‘apadrinamiento’ de la grada a su joven promesa. Sigue palpándose cierta ‘frialdad’ de sus compañeros hacia él en el campo.

Es evidente que no ha echado muchas raíces en el grupo. Pero esa ‘anarquía’, ese descaro y esos destellos de brillantez empiezan a encandilar a la gente. Ousmane tiene un nuevo (y preciado) aliado y, como dijo Valverde, esperamos "que no sea cosa de un día".