Otra lección de Messi a balón parado

La liturgia de D10S: así obró Messi su nuevo milagro en forma de falta

David Salinas

David Salinas

Desde hace un tiempo, cuando se agotaron los epítetos para definir las actuaciones de Leo Messi, las cifras que amasa el argentino son las que agrandan su leyenda. Sus números provocan vértigo y en cada aumento de los guarismos se puede comprobar su singularidad. Suma 612 goles con el FC Barcelona (en 698 partidos), 46 hat-tricks, 46 goles de falta (con las dos que convirtió anoche) y 72 de penalti (con el que transformó también contra el Celta).

Y suma 493 victorias. Y ocho goles en los últimos cinco partidos de Liga. Y pese a perderse los primeros cuatro duelos del campeonato doméstico por lesión, está a un gol de Pichichi, Karim Benzema (9 lleva el madridista por 8 el crack azulgrana).

La de este sábado contra el Celta (4-1) la tercera vez que Messi firmó dos goles de falta en un mismo partido, la primera en el Camp Nou. Lo había conseguido en la Supercopa de Europa, contra el Sevilla, en Tbilisi (11 de agosto de 2015) y ante el Espanyol, en Cornellà-El Prtat (8 de diciembre de 2018).

Aprendizaje

El idilio de Messi con los golpes francos le viene de la etapa con Diego Maradona en el banquillo de la selección argentina (2009-2010). El consejo del ‘Pibe’ fue el del maestro al alumno, según el preparador físico de aquel staff técnico, Fernando Signorini: “Poné la pelota acá y escuchame bien: no le saques tan rápido el pie a la pelota, porque entonces ella no sabe lo que vos querés”, cuenta que le dijo Maradona a Messi cuando le desveló su secreto. 

También le ayudó, y mucho, lo que aprendió de Ronaldinho Deco, con los que compartió vestuario en el primer equipo del Barça. Junto a ellos, tras los entrenamientos, empezó a tocar el balón con el pie descalzo. Ahí controló el toque para darle efecto y potencia al esférico.

Leo Messi nació con un enorme talento para brillar con luz propia en el fútbol, se sabe desde que era un niño y jugaba en Newell’s, pero es que, además, se empeñó en mejorar rodeado de grandes maestros, especialistas y magos del balón, como fueron sus compañeros brasileños.