Larraz debutó ante la selección de Basilea

El nombre de Basilea siempre será especial para el ex portero Larraz. Cumplió un sueño ante los suizos

La presencia del Basilea mañana en el Camp Nou permite rescatar un capítulo poco conocido en la historia del primer equipo. El debut de Francesc Larraz, un guardameta del Condal que, por circunstancias, ya no volvió a defender el marco del FC Barcelona.

Corría enero de 1959 y, el día de Reyes, el Barça jugó el partido de vuelta contra la Selección de Basilea, correspondiente a los octavos de final de la Copa de Ferias.

Helenio Herrera tomó la decisión después de un exhaustivo seguimiento de fichar a Larraz y Llorenç Rifé para el primer equipo. Dio descanso a Ramallets y a Estrems (los habituales) y dio la oportunidad al joven y espigado del filial, que por aquel entonces tenía 20 años. En la ida el Barça ganó 1-2, por lo que el duelo se presentaba como un trámite.

"En noviembre de 1958 H.H. me reclamó y empecé a entrenar, junto a Llorenç Rifé, con el primer equipo", recuerda Larraz. "Aldecoa, mi entrenador en el Condal, no vio muy bien este ascenso, creía que todavía nos faltaba formación", añade.

De todas formas, tanto Larraz como Llorenç Rifé, hermano de Joaquim, que sí tendría una larga y dilatada carrera en el primer equipo del FC Barcelona, jugaron contra la selección de Basilea y, lo cierto, es que rayaron a gran altura. "Detuve un penalty", recuerda Larraz. "Me lancé por la izquierda y paré el lanzamiento con el antebrazo, pero dejé el balón muerto atrás y en ese momento, al ir a por el balón, pensé: "¡que va a entrar, que va a entrar!". Y sí, entró". Fue el 4-1, en el minuto 69. Después el combinado helvético anotaría el segundo y Czibor, en el minuto 86, cerraría el marcador, dejándolo en el 5-2 final.

A Larraz le viene a la memoria, especialmente, la salida al Camp Nou. "Fue impresionante, inmenso, impensable. Hacía poco más de un año que se había inaugurado. Me vi empequeñecido, pero luego me concentré en el partido".

El meta, esa temporada, fue suplente algunos partidos de Ramallets, pero no volvió a jugar salvo en amistosos. Quería hacerlo oficialmente, así que fue cedido al Racing, en Segunda, con el que ascendió. Volvió al Condal y se lesionó en un hombro. Después fichó por el Sabadell y el Jerez. Colgó los guantes a los 26 años para dedicarse al negocio familiar. No quiso saber nada del fútbol. Hoy es un abuelo feliz al lado de sus tres nietas, Sofía, Marina y Carolina.

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