La gran machada del Slavia que pone en alerta al Barça

Fue una noche fría de marzo. Como todas las noches frías de marzo en Praga. El Sevilla se había topado en la ida con un equipo rocoso, un conjunto con pocos nombres (o ninguno) de relumbrón que le había complicado las cosas y había arrancado un 2-2 del Pizjuán que dejaba todo demasiado abierto para la vuelta en la capital checa.

Obviamente el cuadro dirigido por aquel entonces por Pablo Machín (sería despedido al día siguiente) seguía siendo el gran favorito para acceder a cuartos de final de ‘su competición’, una Europa League que la entidad de Nervión ha levantado hasta en cinco ocasiones (cinco finales ganadas de cinco disputadas).

Lo que se vivió en el Eden Arena aquel 14 de marzo fue una auténtica locura. Los de Trpisovsky se adelantaron hasta en dos ocasiones en el marcador por medio de Ngadeu-Ngadjui (ya no sigue en el equipo) y de Soucek, uno de los estandartes de los checos. El cuadro andaluz respondió en ambas ocasiones, primero por medio de Ben Yedder y después por obra de Munir.

La supervivencia en la Europa League y el acceder a la antepenúltima ronda, estar entre los ocho mejores, se debatiría en la prórroga. El gol del ‘Mudo’ Vázquez parecía decantar la balanza para los de siempre, pero la épica y la atmósfera praguense se aliaron para darle la vuelta a la tortilla con un tanto de Van Buren en el 102’ y otro sobre la misma bocina de Kjaer en propia puerta.

ADIÓS CON HONORES ANTE EL CHELSEA

Fue una de las noches más mágicas para un club que apenas tiene bagaje internacional a pesar de ser un histórico en su país, donde ha levantado cinco Ligas checas y 13 checoslovacas. El Eden Arena fue una olla a presión para llevar en volandas a los suyos a unos cuartos de final históricos para la entidad. Acabarían cayendo con honor frente al Chelsea con derrota en casa (1-0) y derrota también en Stamford Bridge (4-3).

Un aviso sin duda para que el FC Barcelona no se confíe en un estadio que hace unos meses vivió la eliminación de un Sevilla que partía, a priori, como gran favorito pero que se topó con un conjunto rocoso y muy bien trabajado. De ese Slavia de hace apenas siete meses sobrevive la mayoría de la plantilla, si bien el once titular de Trpisovsky ha variado en algunas de sus piezas. El nigeriano Olayinka este curso sí parece intocable, ha entrado Stanciu en la mediapunta o Hovorka en el eje de la zaga.