La fe de Araujo conquista Anoeta

La Real fue el claro dominador de un partido que, por ocasiones, seguramente mereció ganar

Araujo, en el último suspiro, cabeceó a la red un centro de Gündogan para sumar la victoria

Resumen, goles y highlights del Real Sociedad 0 - 1 FC Barcelona de la jornada 12 de LaLiga EA Sports

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

El Reale Arena se llena poco a poco, con su gente apurando porque los bares que hay alrededor son infinitos. Con la calma, que no tenemos tanta prisa. A media hora de arrancar el partido el estadio estaba prácticamente vacío. Poco a poco y a un cuarto de hora del inicio, sonó el 'Sweet Caroline' de Neil Diamond en versión discotequera, la mala, y la grada empezó a calentar gargantas. Los equipos llevaban ya un rato haciéndolo con sus piernas. Cuando sonó el nombre de Iñigo Martínez por megafonía, la pitada tuvo dedicatoria especial.

De golpe, a diez minutos de las nueve, se apagaron las luces, se encendieron las linternas de los móviles y sonaron acordes de Queen, el inicio de Pretty Woman, Rolling Stones, AC/DC, Nirvana... Un pupurri variado sin dejar acabar ninguna ofrecido por un guitarrista situado en el círculo central. En la banda ondeaban las banderas 'txuri urdin' y los futbolistas esperaban su momento. Antes sonó el himno de la Real Sociedad y lucieron las bufandas. Por fin. ¡Que ruede el balón!

La Real salió como el Barça lo hizo ante el Real Madrid una semana atrás, comiéndose a su rival, plantándose mejor sobre el césped y metiendo una marcha más. Durante la primera mitad, con la excepción de algunos minutos, muy escasos e insuficientes, los de Imanol Alguacil dominaron. Cuando no se había llegado a los treinta segundos, Gavi perdió un balón y Ter Stegen evitó un gol cantado de Barrenetxea, pero es que, antes del minuto tres, habían repetido ante el meta alemán Oyarzábal, tras una cesión desastrosa de Koundé, y Merino, a la salida de un córner.

Balde, en el Real Sociedad-FC Barcelona

Balde, en el Real Sociedad-FC Barcelona / JAVI FERRÁNDIZ

El Barça parecía perdido y, lo que es peor, no encontraba el mapa para ir a por su rival, mucho más inteligente e intenso en todo lo que hacía. Kubo volvió a probar a Ter Stegen a los veinte minutos. La mejor ocasión del Barça, mientras, fue una internada de Gavi en el área que convirtió en un pase atrás malo. El primer disparo fue de Kooundé y el segundo, de Cancelo. Ambos desde fuera del área. Todo dicho. Cuando la Real apretaba, el Barça sufría. Al revés no hacían ni cosquillas. Antes del descanso, Lewandowski pidió penalti y Joao Félix lo hizo después. El cometido sobre el portugués no admitía discusión, pero pitarle un penalti a favor al Barça debe estar penado con la nevera. Pero,en el fondo, eso fue una anécdota porque el Barça salió vivo de una primera mitad que mereció perder.

Si hay vida, hay esperanza

O eso dice el dicho porque el partido, tras el descanso, transcurrió siguiendo el mismo guion salvo en que el Barça entendió que ya bastaba de transitar, que estaban en Donosti para jugar a fútbol. Ese punto más de intensidad que puso el equipo le sirvió para igualar algo más el encuentro, pero no era suficiente. Así lo entendió Xavi, que sacó a Lewandowski y Fermín López para dar entrada a Ferran Torres y Pedri. Su sola presencia dio otro aire, otro aspecto, como más reconocible y, en el fondo, apetecible.

Real Sociedad - Barcelona

Real Sociedad - Barcelona / JAVI FERRÁNDIZ

Solo fue un espejismo. La Real Sociedad volvió a agarrar el balón y a hacérselo suyo, plantándose en el área de Ter Stegen. No con el peligro del primer tiempo, pero tocándole la cara al Barça constantemente. Xavi volvió a mover ficha y metió a Raphinha y a Lamine Yamal. No había nada que hacer. El fútbol blaugrana vivía en un atasco de dimensiones bíblicas, Take era un constante peligro por la derecha y el público olía el gol. El Barça era un equipo de promesas incompletas. Mención a parte merece el nulo respeto de los árbitros a Lamine Yamal, al que no le pitan faltas clarísimas, meridianas. Incomprensible.

Los donostiarras fueron mejores en líneas generales y no generales. De hecho, seguramente merecieron ganar. Eso es así, pero este deporte no entiende de merecimientos y, al contrario de lo ocurrido en el clásico, el marcador fue más favorable para el Barça que el fútbol exhibido. Ferran Torres participó mucho al final, pero sin acierto. La tuvo también Gavi, clarísima tras pase de Pedri. Y Araujo probó a Remiro desde lejos. Todo eso ocurrió al final, demasiado poco porque, pese a la voluntad puesta en los últimos minutos, la Real Sociedad, si esto fuera boxeo, habría ganado a los puntos.

Pero esto es fútbol y el Barça, en el último suspiro, creyó mucho más. Sobre todo lo hizo Araujo, cabeceando un centro de Gündogan a la red. El juez de línea, de forma incomprensible, levantó el banderín. Esos detalles asustan. El VAR, bendito VAR, hizo justicia y los de Xavi dejaron el césped con la sensación de haber ganado un partido que, durante 85 minutos, parecía imposible.