Adiós a Jacint Borràs, 'un gran senyor'

Borràs. en un imagen de 2009 cuando presidía el Barça Atlètic

Borràs. en un imagen de 2009 cuando presidía el Barça Atlètic / Ignasi Paredes

Toni Closa

Ha querido el destino que su vida se apagara justo unas horas después de que un millón de catalanes reivindicaran, una vez más, aquello por lo que suspiró desde joven,  la independencia de su amada Catalunya.  Hace solo unos meses, Jacint Borràs nos comentaba que estaba seguro de que antes de morir vería cumplido el sueño de su vida. No será así, pero sus décadas de lucha, su abnegada labor y su inquebrantable entusiasmo no caerán en saco roto. 

Jacint falleció ayer en su domicilio de L’Hospitalet de Llobregat, a los 84 años. No pudo superar una grave dolencia que le detectaron hace tres años y contra la que luchó sin desmayo, como siempre lo había hecho en todas las facetas de su apasionante vida. Que no fueron pocas…

ACTIVISTA INCANSABLE Catalunya y el Barça, familia y trabajo aparte, fueron sus dos grandes razones de existir. Dos razones que, de hecho, convergían –valga la palabra- en una sola, su afán de ‘fer país’. En los oscuros años del franquismo fue un activista contumaz. Allí dónde había que colgar ‘senyeres’, imprimir octavillas o hacer pintadas a favor de la libertad, ahí estaba él. Queda para la historia aquel Barça-Madrid, jugado poco más de un mes después de la muerte de Franco, en el que, por primera vez en el Camp Nou, ondearon un millar de banderas catalanas… que confeccionaro él y su familia.

Curiosamente, ya en democracia, seguiría siendo activista en clave blaugrana luchando por su idea de club, contra el nuñismo. Aparte protagonizar acciones reivindicativas puntuales, fue miembro destacado del Grup d’Opinió y del Elefant Blau. Se le atribuye la frase ‘Maria Lluïsa, porta’l al cine’ dedicada a Núñez.

Pero volvamos atrás. Borràs nació en el seno de una familia muy humilde. Sus padres habían emigrado unos años antes a Cuba pero no les fueron muy bien las cosas y decidieron retornar a casa. Huérfano de padre siendo casi un niño, tuvo que ponerse a trabajar como botones en el sector textil, donde encaminaría ya toda su labor profesional hasta llegar a tener su propia empresa. 

SENYERES EN EL ESTADI Paralelamente seguía con su clandestina actividad política que llegó a su punto más álgido el 17 de noviembre de 1974 cuando –con el 75 aniversario del Barça como tapadera- participó, en Montserrat, en la reunión fundacional del partido –ilegal, claro- Convergència Democràtica de Catalunya, que habían impulsado Miquel Esquirol, Miquel Sellarès y Jordi Pujol, con quien mantendría una sincera amistad toda su vida.

Por aquel entonces ya había comenzado a colaborar en el club de la mano del entonces presidente Agustí Montal, persona muy próxima ideológicamente a él, con responsabilidades en el fútbol base, su parcela preferida. También formaba parte de la Comisión Deportiva. A finales de 1976 fue nombrado presidente del Barça Atlétic aunque sólo estuvo unos meses en el cargo. Dimitió después de que Rinus Michels puso el veto a que el filial jugara en el Camp Nou. Se opuso pero no tuvo el apoyo de la junta y marchó.

Treinta y un años después –caso realmente insólito- volvió a ocupar la presidencia del segundo equipo del club que había recuperado un mes antes su nombre original, tras llamarse Barça B durante 17 años. Estuvo dos temporadas al frente, hasta que Sandro Rosell –hijo de su gran amigo Jaume- tomó el relevo de Laporta. Dejó al filial en Segunda A. Por cierto que en las elecciones de 2003 había formado parte de la candidatura de Lluís Bassat. Si embargo Laporta le pidió que entrara en su equipo. Primero fue miembro de la Comissió Esportiva de futbol base y de la Comissió Social, responsable de Penyes. 

DIRECTIVO A LOS 74 AÑOS En octubre de 2007 fue nombrado directivo del club. Formaba parte de la junta del Barça por primera vez, cumplidos los 74 años y nada menos que 56 de socio. Fue fiel a Laporta hasta el último momento y, en consecuencia, fue uno de los dieciséis directivos demandados por la junta de Rosell en la acción de responsabilidad. A finales de 2016 aceptó –cansado ya, a ‘contra cor’-, junto a otros diez directivos, firmar el pacto que cerraba el doloroso conflicto judicial que tanto le amargó a él y, sobre todo, a su familia. 

En el ámbito político, Jacint Borràs fue concejal de L’Hospitalet de 1979 a 1981 formando parte del Pacte de Progrés y de 1987 a 1991 en la oposición. Ocupó diversos cargos nacionales en CDC y fue presidente local y de la Agrupació de L’Hospitalet i Cornellà así como de la Fundació Fòrum Barcelona. 

PRESIDENTE DE CDC Casado con Montserrat Solé y padre de cinco hijos, Jacint, Liset, Meritxell, consellera de Governació, Administracions Públiques i Habitatge, Mireia y Marc-Aitor, fue nombrado presidente de Convergència tras la fundación del PDeCat para encabezar su periodo de liquidación. Fue el tercero, tras Jordi Pujol y Artus Mas. Un cargo honorífico –aunque doloroso para él que amaba el partido como nadie- con el que se reconocía su intachable trayectoria política y, sobre todo, humana. Se nos ha ido, después de una vida muy intensa, un gran patriota y un gran barcelonista. Un ‘gran senyor’ y -para mi- un amigo entrañable, único.  

El acto de sepelio tendrá lugar este mediodía (12 horas), en la Parròquia de Santa Eulàlia de Mèrida de L’Hospitalet de Llobregat.