Más que una Copa

La Copa ha dejado de ser un título para redondear una temporada a una necesidad para el Barça

Koeman sabe que un curso en blanco pondría en riesgo su continuidad en el banquillo

El último entrenamiento del Barça antes de la final de la Copa del Rey

El último entrenamiento del Barça antes de la final de la Copa del Rey / EFE

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Ha pasado un año, 11 meses y 19 días desde la última vez que el Barça levantó un título, LaLiga 2018/19. 721 días que hacen que la de hoy no sea una Copa más. Por primera vez en años la Copa del Rey no es para el Barça la guinda del pastel o un título para redondear una temporada. Por primera vez en años ganarla pude cambiar el relato del curso. Por primera vez en años el Barça realmente la necesita. 

Empezando por Koeman, sobre el que aún rodea un halo de incertidumbre. El holandés sabe que una temporada en blanco pondría en riesgo su continuidad. De ahí que no dé nada por sentado por mucho que Laporta le haya mostrado públicamente su confianza. Koeman conoce el club y la volatilidad de las palabras en abril de los presidentes. Por eso vivirá tan intensamente esta final.

Cuentan en su entorno que lo ven con una intensidad especial. Que se sabe ante la oportunidad de su vida como técnico y no quiere desaprovecharla. Que si no termina triunfando no quiere poder reprocharse nada.

El Talón de Aquiles

Hoy (21.30 h/Telecinco) ante el Athletic su equipo tendrá toda una reválida y muchas cosas que demostrar. La primera, que es capaz de competir como un grande en la hora de la verdad. 

Hasta ahora solo lo ha conseguido en contadas ocasiones. Hasta ahora le ha penalizado la falta de contundencia en las áreas, dos aspectos que definen las aspiraciones de un equipo. En muchos partidos al Barça le ha faltado solidez en defensa y efectividad en ataque.

En muchos partidos el Barça no ha competido como un equipo que aspira a un doblete. Tampoco en la final de la Supercopa de España, precisamente ante el Athletic. Ese día el Barça ganaba el partido 2-1 en el 89’. Ese día tenía que ser la noche de Griezmann, autor de dos goles. Pero ya nadie se acuerda del partido del francés, al que parece perseguirle la mala estrella como azulgrana. 

Ese día Villalibre empató en el 90’ y Williams decidió la final en la prórroga. Al Barça, un equipo faltó de cuajo, le falló ese día la concentración. Aquello podía haber sido un punto de inflexión de la temporada pero el equipo se quedó a medio camino. A pesar de la derrota, Koeman pensó que el equipo estaba en el buena senda.  

“No es un paso atrás, pero un título conviene para demostrar que estás en el buen camino. Vamos a demostrar que es así, pronto”. La oportunidad le llega esta misma temporada ante el mismo rival.

Y no solo es el camino más corto para lograr un título. También una ocasión de matizar que esta es solo una temporada de transición. Koeman ha logrado impulsar la reconstrucción sin dejar de competir, un triunfo tras meses en caída libre. También que el equipo tuviera un pico de forma que hacía pensar que el holandés había dado con la tecla. Victorias como ante la Real Sociedad (1-6) pusieron en valor la apuesta de Koeman por el 3-5-2. 

Ese Barça parecía que era el equipo que llegaba más lanzado a la recta final del curso. Pero tras el parón de selecciones el equipo ha perdido exuberancia. Se vio en la victoria ‘in extremis’ ante el Valladolid. Y hace solo unos días en el Clásico, un partido que volvió a dejar dudas sobre el equipo. La más recurrente en los últimos partidos sobre si vale la pena invertir en el 3-5-2 o debe ser solo un recurso para partidos muy concretos.  

El equipo ha crecido en los últimos partidos cuando Koeman ha vuelto al tradicional 4-3-3. Y el holandés le ha dado vueltas los últimos días sobre cómo empezar el partido ante el Athletic. Con lo que no hay dudas es con la presencia de Messi en el once.  

El Barça también se juega el futuro del argentino en finales como esta. Para un tipo con su naturaleza competitiva, es clave sentir que pueda volver a ganar títulos para continuar.  

Ayer Laporta insistió que “la renovación progresa adecuadamente” pero en el entorno del futbolista niegan que tenga una propuesta en firma del club. Seducir a Messi se ha convertido en una obsesión para Laporta, que sabe que necesita nombres de altura como Haaland para ganarse al 10. El barcelonismo espera hoy su mejor versión. La misma que teme el Athletic. El argentino ha jugado 40 partidos contra ellos con un total de 27 goles y 11 asistencias. 

Esta noche se medirá a un Athletic que no llega en su mejor momento. Tras la peor racha del conjunto de Marcelino, que ha marcado solo dos goles en los últimos cinco partidos y suma seis partidos sin ganar. Hoy no habrá espectadores en La Cartuja, pero habrá un clásico copero.

Un título que hace solo unos años el barcelonismo miraba sin entusiasmo. Un título que se valoraba en función de LaLiga y la Champions. No es el caso de esta temporada. Para este Barça la Copa se ha convertido en una necesidad.