Confidencial SPORT: Un hombre tranquilo en el vestuario

Cuentan en el vestuario que cuando Ernesto Valverde supo que Javier Mascherano iba a ser baja durante las próximas cuatro semanas tras jugar con la selección de Argentina su reacción fue impasible, dibujando una pequeña mueca y poco más, pese a tener a Piqué y Umtiti al borde de la sanción, con cuatro amarillas, y a Vermaelen en la recámara, con la etiqueta de ser un jugador de cristal.

Esta capacidad de abordar los obstáculos sin apenas inmutarse es una de las grandes virtudes, según cuentan allá dentro, del entrenador extremeño. Pragmático hasta la médula, no se marca nunca plazos ni planifica a medio plazo, buscando resolver los problemas que surjen en el día de la forma más natural  posible.

Así fue también su comportamiento cuando en el club le comunicaron que finalmente no iban a traer a Coutinho y Di Maria este verano. Ni aspavientos ni malas caras. Esta forma de asumir todas las situaciones es una de las grandes virtudes de Valverde.

Su carácter ‘tranquilo’ es también un arma de buen uso en situaciones conflictivas como en la eliminatoria de la Supercopa de España donde no hubo ningún reproche ni bronca, al contrario que en el palco donde el actual máximo ejecutivo del fútbol profesional, Pep Segura, señaló a Piqué como posible culpable de la derrota en el Camp Nou, llevándose la reprimenda pública de uno de los capitanes, Sergio Busquets.

Evidentemente, un cambio de 180 grados respecto al manual de estilo que blandía el anterior dueño del banquillo, Luis Enrique, mucho más instintivo, cuadriculado, vehemente y crispado en todas y cada una de su toma de decisiones.