El Barça se hace pequeño el día grande

El día D, el Barça recordó al equipo frágil que hizo pensar en una temporada de transición

Los azulgrana ya no dependen de sí mismos en una Liga imprevisible donde todos pueden fallar

Aarón evitó el segundo tanto de Leo Messi

Dídac Peyret

Dídac Peyret

En lo inverosímil, en la posibilidad de que ocurra lo insospechado, está parte de la miga del fútbol. A veces pequeños estallidos de épica cambian inercias. A veces un equipo es una cosa en diciembre y todo lo contrario en abril. A veces un partido parece una cosa en la primera parte y la segunda desmiente el relato de forma devastadora

Así ocurrió en el Camp Nou. El día menos pensado, el equipo menos pensado, dio un revés de realidad insoportable al barcelonismo. Era el día y falló el Barça. Le bastaba una victoria por la mínima para ser líder y se vino abajo en la segunda parte. Dos llegadas del Granada y dos goles. Dos llegadas y dos puñetazo en el estómago. Una oportunidad única al traste y muchos motivos para lamerse las heridas. 

El Barça fue líder durante 63 minutos. Un premio inesperado, como dijo Koeman en la previa, que el Barça empezaba a creerse. De séptimo pasaba a primero. De estar a 12 puntos del Atlético a uno por delante. Cuatro meses después, todo estaba preparado para que se pusiera líder. Pero no fue así.

El Barça no pensó en fútbol los últimos días y el fútbol fue particularmente cruel con él. Lo fue con el desenlace, pero también con el guion, porque el Barça desaprovechó sus ocasiones y porque evidenció que sigue siendo un equipo frágil. Los tres centrales salieron en la foto de los goles.

El día D falló el Barça, que ya no depende de sí mismo, y la derrota tiene un efecto colateral muy desagradable para los culés. 

Una victoria del Barça ante el Atlético puede facilitar las cosas al Madrid, que ahora es segundo. Falta saber si el Barça perdió ante el Granada solo una oportunidad o si perdió LaLiga. Quedan cinco jornadas y los favoritos están cayendo el día menos pensado. Ni Barça ni Atlético ni Madrid parecen ahora mismo fiables. 

LaLiga sigue apretada, pero habrá que ver cómo se sobrepone el Barça al golpe anímico. No será fácil porque nadie está preparado para que lo ocurra algo así. Justo el día que todo está preparado para un final feliz.

Así lo pareció en los primeros 45 minutos. Messi había marcado tras la jugada más brillante del partido, una ruleta formidable obra de Griezmann. Al tanto del argentino le siguieron más ocasiones y el recuerdo del viejo Barça. El que no tenía contundencia en las áreas. El que perdonaba arriba y concedía atrás. 

El resultado (un tramposo 1-0) no ayudó al Barça en la segunda mitad. A pesar de las malas sensaciones, Koeman tardó mucho en meter mano en el equipo. Lo hizo ya con el resultado en contra.

Después de dos jugadas en las que la defensa no estuvo a la altura. Pero sus cambios no mejoraron al equipo. El técnico terminó expulsado, lamentando los fallos de sus jugadores y visiblemente cabreado. 

Nadie esperaba algo así. Tampoco Koeman, que sabe que está en juego su futuro. La decepción fue mayúscula, como ocurre cuando se dan las cosas por sentadas y hay un giro en el guion a última hora. 

“Es un día jodido y un palo muy duro. El equipo lo ha intentado hasta el final. Pero en dos llegadas nos han hecho dos goles. Era una oportunidad única, pero quedan cinco partidos y esperamos ganarlos”, resumió Alba tras el partido. 

La decepción del lateral era la de todo el barcelonismo. El Barça terminó el partido maldiciéndose, convencido como estaba que era su día. Necesitaba sentirse líder, pero se sintió de nuevo pequeño.