Análisis: Diez claves de la decadente Liga del Barça

El rostro crispado de Leo Messi durante los noventa minutos del Osasuna-Barça derivó en sus contundentes declaraciones. El disgusto del capitán plasmaba su desencanto tras el peor campeonato en más de una década.

El partido y el resultado final (1-2) resumieron todos los males del equipo durante la Liga 2019-20, convertido en un diagnóstico en vivo de los problemas que arrastraron a Ernesto Valverde y tienen al borde del precipicio a <strong>Quique Setién</strong>. 

Estas son diez de las claves que han marcado negativamente al Barça en la Liga 2019/20 y que le han impedido revalidar el título.

1. Planificación deficiente de la temporada

La temporada 2019-20 arrancó lastrada por la debacle de Liverpool. El Barça ya ofrecía señales de desgaste pues la base del proyecto sigue siendo el del triplete 2014-15. Tras el ridículo de Anfield, el equipo no levantó cabeza en la Copa -derrota ante el Valencia- pero Josep Maria Bartomeu decidió mantener a Valverde y dar continuidad al proyecto, aunque era evidente que el crédito del Txingurri en los despachos era limitado, a diferencia del vestuario. 

El punto crítico llegó en invierno, con las salidas de futbolistas cedidos e incluso traspasados (Wagué, Todibo, Carles Pérez) coincidiendo con un rosario de nuevas lesiones (Luis Suárez, Ousmane Dembélé, Samuel Umtiti...) que obligaron a reclutar a Martin Braithwaite fuera de mercado y por la vía de urgencia. 

2. Los fichajes no cuajaron en el equipo

Llegaron cuatro fichajes, uno por línea (Neto, Firpo, De Jong y Griezmann) para completar una plantilla envidiable. El portero se lesionó una mano nada más llegar y nunca fue competencia para Ter Stegen. Junior, aún verde, apenas fue relevo para Alba pues Valverde recurrió a Semedo para cubrir las ausencias de Jordi, quien ha sido insustituible para Setién.

Frenkie De Jong nunca jugó en su posición ideal ni ofreció su versión del Ajax, y en la recta decisiva se lesionó. Y <strong>Griezmann </strong>se rompió cuando parecía que, al fin, era aceptado como parte del tridente; eso sí, tras expiar sus pecados en la banda primero, y vivir en el banquillo algunos de los partidos más importantes, cuando Quique cuestionó su jerarquía. 

3. Transferibles que son un quebradero de cabeza

Primero fueron Ivan Rakitic y Arturo Vidal. Después, Arthur Melo. El Barça decidió prescindir de ellos por motivos deportivos y/o económicos, pero no supo encontrar una salida beneficiosa para ambas partes y se quedaron en la plantilla. El croata y el chileno llevaron mal su pérdida de protagonismo.

En el caso de Arturo, la situación se revirtió, paradójicamente, con Setién, sobre el papel un técnico más partidario del juego posicional y de toque que Valverde.

Le tomó el relevo Arthur, traspasado desde hace semanas y que desde entonces no tuvo minutos. El caso opuesto a Miralem Pjanic, la otra parte del ‘trueque’ y que sigue jugando en la Juventus.  

4. Un once y una plantilla envejecidos

Al no cuajar los fichajes de esta temporada ni muchos de las inmeditamente anteriores (Malcom, Coutinho o Dembélé, por no remontarse más atrás) los técnicos se vieron abocados a seguir apostando por la columna vertebral ganadora en la Champions de Berlín 2015.

Sin duda, una excelente generación, pero que desde entonces acumulan cinco años más en sus piernas. Ocho de los integrantes de la plantilla están entre los 30 y los 33 años y, lo que es más importante, seis son titulares indiscutibles. 

5. La residual incidencia de la cantera

A Ernesto Valverde se lo recriminaron durante sus tres años en el Camp Nou que no miró al filial, y Quique Setién tampoco ha revertido la situación. Cierto; al Txingurri hay que concederle que alumbró a Ansu Fati; y a Quique el haber dado partidos a Riqui Puig y probar a Araújo.

Pero Carles Pérez dejó el club en invierno tras tirar del carro en septiembre, y simboliza como pocos el papel residual de la cantera en los últimos años. 

6. El relevo en el banquillo no cambió dinámicas

Más allá de que Valverde contara con el beneplácito del vestuario casi hasta el final, o de que Setién no conecte con los pesos pesados -ni con los medios- el relevo en el banquillo no tuvo el efecto esperado. 

Quique, cruyffista confeso, no recuperó el estilo. Es más, el juego del Barça ha sido cada vez menos reconocible y más gris, incapaz de imponerse a sus iguales (Real Madrid, Atlético) y al final, a los modestos (Osasuna). 

7. El equipo regresó más débil tras la pandemia

Algunos equipos regresaron del parón motivado por la pandemia conectados -Real Madrid, Atlético, Villarreal, Granada...- y otros no levantan cabeza, como la Real Sociedad.

El confinamiento tampoco le sentó bien al Barça (6 triunfos, 3 empates, 1 derrota). Casi siempre pareció justo de energías y frescura. Para colmo, las lesiones diezmaron la plantilla. La única nota positiva fue el regreso de Luis Suárez.

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8. No le bastó con Marc Ter Stegen y Leo Messi

El portero alemán ha cuajado una temporada sensacional aunque sus estadísticas (36 goles encajados en 36 partidos de Liga, 14 porterías acero) son inferiores a las de años anteriores. Messi sigue siendo Messi (Pichichi con 23 goles y máximo asistente con 20 pases de gol). Pero en demasiadas jornadas fueron principio y fin del Barça, con escasos apoyos entre ambas porterías. Insuficiente para renovar el título. 

9. Un equipo frágil lejos del camp nou

Una de las características de los equipos poco competitivos son sus caídas de tensión en campo contrario. El Barça, a falta del partido de Mendizorroza, ha sumado 50 puntos en el Estadi y 29 fuera. En la 2018-19 logró 48 en el Camp Nou y 39 como visitante.  

10. Menos puntos desde la Liga 2007-08

Si derrota al Alavés en la última jornada, el Barça llegará a los 82 puntos, la cifra más baja desde la última temporada de Frank Rijkaard: 67 puntos (tercer clasificado). El ejercicio se cerró sin títulos.

En la temporada actual, Valverde logró 40 puntos en las 19 jornadas de la primera vuelta; Setién suma por ahora 39 y podría llegar a los 42.