El Madrid luchará con el Divina Joventut por un puesto en la final

El italiano Gentile se vio superado por la intensidad defensiva blanca

El italiano Gentile se vio superado por la intensidad defensiva blanca / EFE

Xavi Martínez Olivar

Xavi Martínez Olivar

<strong>El Real Madrid cumplió los pronósticos, tumbó al Movistar Estudiantes por un sonoro 94-63</strong> (que le había superado en este mismo escenario en el duelo liguero) y se medirá este sábado en la segunda semifinal al Divina Seguros Joventut, verdugo del Kirolbet Baskonia en el tercer cuarto de final (89-98).

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COPA DEL REY

94
63
Alineaciones
REAL MADRID, 94
(29+21+20+21): Randolph (10), Campazzo (7), Ayón (16), Carroll (11), Deck (16) -cinco inicial-, Causeur (5), Rudy (8), Llull (5), Reyes (2), Prepelic (2), Tavares (7) y Taylor (5).
MOVISTAR ESTUDIANTES, 63
(27+7+14+15): Gentile (8), Brizuela (9), Cook (9), Caner-Medley (6), Arteaga (12) -cinco inicial-, Sola, Clavell (10), Hakanson (5), Vicedo, Suton (2), Lamprapoulos y Whittington (2).

El derbi madrileño que cerraba la serie de cuartos de final de esta Copa del Rey duró como tal durante diez minutos (29-27) en los que el Estudiantes supo dar réplica desde el triple a un Madrid que fue a trompicones, vivió de los momentos puntuales de brillantez (26-16) para ir delante en el luminoso salvo en el inicio de partido (0-2 y 2-5).

Fue en el segundo cuarto donde el Madrid puso la directa. Un periodo en el que, por cierto, Pablo Laso decidió dar entrada a Sergio Llull reservado en los últimos partidos por problemas musculares. Por cierto, que el mahonés acabaría recibiendo un golpe en la cara en las postrimerías del tercer cuarto.

Dominando el rebote, apretando en defensa y tirando de recursos, los blancos se fueron en el marcador ante un rival que fue perdiendo la convicción a medida que avanzaban los minutos. Un imperial Ayón y el acierto en el perímetro (8-16) bastaron al conjunto madridista para desmontar al Estudiantes (50-34 al descanso).

Todos los presentes intuían que el guión del encuentro (como así fue) estaba escrito. A cuatro minutos para el final del tercer cuarto, el técnico estudiantil Josep María Berrocal solicitó un tiempo muerto para frenar la sangría.

Pero no lo logró porque su equipo mentalmente no estaba ya para esta guerra, sobre todo un Gentile fallón. Los dos equipos tenían claro que las cartas de este partido ya estaban marcadas mediado el tercer cuarto (66-41).

Y lo que quedaba se convirtió en un mero trámite porque hacía muchos minutos que el guión estaba escrito. El Madrid pudo clasificarse para la semifinal sin un desgaste excesivo en el pulso con menos historia de estos cuartos de final.