El robo de Griezmann a Joao Felix o cómo usar los dorsales para forzar la salida de un jugador

El Atlético de Madrid ha anunciado que el luso dejará de lucir el ‘7’ y se lo pasará a Griezmann. El gesto se ha interpretado como un empujón más para que salga

No es la primera vez que el baile de dorsales se usa para para algo así. Bale, Mariano o Helguera han sido ya ‘víctimas’ de este llamativo proceso

La moda de los dorsales fijos se impuso en los 90 con un llamativo caso: Zamorano cedió a Ronaldo su ‘9’ en el Inter a cambio de llevar el 1+8

Joao Felix y Simeone

Joao Felix y Simeone / AGENCIAS

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El terremoto llegó en forma de vídeo en redes sociales. Es lo normal en este tiempo de marketing expansivo. El Atlético de Madrid mostró en sus canales una guionizada escena en la que una camiseta de la tienda se dirigía rumbo al vestuario del Metropolitano. La peculiaridad de la indumentaria: que portaba el ‘7’ a la espalda con el nombre de Griezmann sobre él. Así fue como los colchoneros informaron de que Joao Félix, hasta entonces el dueño de ese número, dejaba de serlo para cedérselo al futbolista que con más galáctico rendimiento lo ha lucido en el Atleti en estos últimos años. El número mágico volvía a ser propiedad del Principito y, de paso, le enseñaba el camino de salida al portugués.

El gesto es un guiño más, éste muy explícito, de que el Atlético no cuenta con Joao Félix. Que mejor que se busque un nuevo destino tras una cesión no muy fructífera en el Chelsea. El Cholo Simeone, con el que no se lleva bien (es vox populi) no lo quiere en sus filas. Tampoco Joao está muy feliz bajo el mando del Cholo. Una salida que el mercado de apuestas ya da por descontada y no con malos resultados para el Atlético. En los pronósticos de Betfair, y pese al potencial adiós de ‘O Menino’, que los colchoneros se lleven el título de Liga cotiza a 8.5€ por euro apostado (ni tan mal viendo que el arranque del curso pasado rondaba la cuota 10.0) y en Champions emerge lejos (cuota 26.0), pero al mismo nivel que el Inter, último finalista del torneo.

Una vieja técnica

Despojar a un jugador de su dorsal para abrirle las puertas de salida es viejo truco en el mundo del fútbol moderno. Joao Félix no es el primero (ni será el último) que se ve sometido a semejante movimiento. Este mismo verano, sin ir más lejos, le está pasando en el Real Madrid a Vallejo, propietario el curso pasado del número 5 del Real Madrid.

Ahora es de Bellingham previa desposesión del central aragonés, que cogió el 24… dorsal que ya no suyo. Güler, el último fichaje merengue, se ha hecho con este número. Vallejo ahora luce en la web blanca con el ‘25’, ése que LaLiga obliga a que sea propiedad de un portero siempre que la plantilla tenga tres de pleno derecho en el primer equipo. Resumen: el baile es una invitación a que el central se marche.

En el Real Madrid se ha usado esta técnica del baile de dorsales con ánimo ‘excluyente’ con bastante frecuencia en los últimos tiempos. Que se lo pregunten a Bale o a Mariano. El primero fue cedido al Tottenham y cuando volvió, vio como el ‘11’ que era de su propiedad pasaba a manos de Asensio, así que al de Gales le tocó portar en su retorno el ‘18’. Mariano firmó por el Real Madrid en el verano de 2018 y heredó el dorsal de Cristiano Ronaldo. Palabras mayores lucir el ‘7’. Le duró un año. Al curso siguiente el Real Madrid fichó a Hazard, que se hizo en propiedad con el número. Desde entonces, y hasta el final de su periplo en Madrid, el catalán lució el ‘24’.

Otros bailes de dorsales

Mucho más lejano en el tiempo es el ejemplo de Iván Helguera, portador del dorsal número 6 desde la marcha de Fernando Redondo. Con la llegada de Capello al Real Madrid, el club trató de empujarle lejos de Concha Espina y para conseguirlo, también le quitó su dorsal, se lo dio a Diarra y dejó al manchego sólo con el ‘21’. Pese a ello, acabó siendo un fijo en aquella campaña en la que se ganó LaLiga tras el famoso ‘Tamudazo’ en el Camp Nou.

En campos diferentes, también han protagonizado líos de dorsales otros jugadores y equipos, aunque por motivos distintos. Por ejemplo, cuando Griezmann fichó por el FC Barcelona, se pensaba que se haría con el ‘7’ que dejaba libre Coutinho, pero acabó manteniendo el ‘17’ que se le otorgó apenas fichó por los culés. La temporada pasada, la inscripción de Gavi como jugador del primer equipo y posterior marcha atrás por la vía judicial provocó un hecho insólito. El mediocampista sevillano de los culés pasó de llevar el ‘30’ a lucir el ‘6’… y volver al ‘30’.

Ronaldo, Zamorano y los orígenes

Claro que ningún caso tan curioso, icónico y ‘pop’ como el que se vivió en el Inter de Milán en 1997, cuando Ronaldo Nazario fichó por los neroazurri. Entonces el portador del ‘9’ era Iván Zamorano, que aquella primera campaña mantuvo el dorsal. La estrella brasileña jugó con el ‘10’, pero sólo le duró un curso. Al año siguiente lució el ‘9’ y Zamorano pasó a ser el ‘18’, aunque con truco. La serigrafía incluía entre uno y otro número el símbolo ‘+’ para que el resultado fuera el mismo: 1+8=9.

Fue en aquellos años 90 cuando se empezó a instaurar la obligación de que los jugadores usaran un dorsal fijo todo el curso, frente a los números del ‘1’ al ‘11’ que se portaban en cada partido y que bailaban en función de la alineación. La idea se copió de la NBA, primero se implantó en los mundiales y, en LaLiga, comenzó a usarse en la temporada 95-96. En aquella primera campaña sólo había 22 fichas, así que desde el dorsal 23 se señalaban los jugadores de la cantera. Ahora es desde el 26. Como anécdota de aquel primer curso con dorsales fijos nos encontramos que Esnáider y no Raúl fue el primer ‘7’ fijo del Real Madrid.

El canterano entonces tuvo que portar el ‘17’, que fue el número con el que debutó en un amistoso con el Real Madrid. En el FC Barcelona el ‘14’ de Cruyff fue para… Cruyff. Porque su hijo, Jordi, fue el encargado de portar tan especial dorsal que ya le valió un lío a su padre, cuando trató de lucir el ‘14’ que tenía en el Ajax, pero las autoridades españolas se lo impidieron. Tenía que escoger un número del ‘1’ al ‘11’. Llevó el ‘9’, aunque nunca perdonó que le ‘robaran’ la opción de jugar con su número favorito.