Kean confirma la maldición italiana del Atlético

El delantero transalpino finalmente no fichará por los rojiblancos por problemas en su estado físico y porque finalente Ángel Correa no se marchará a Arabia.

Kean jugará en el Atlético

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Betfair

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Moise Kean no será jugador del Atlético de Madrid. El delantero italiano (23 años) iba a reforzar el ataque colchonero procedente de la Juventus, pero su verdadero estado físico (hasta dentro de mes y medio no estará disponible) y la continuidad de Ángel Correa (finalmente no pondrá rumbo a Arabia Saudi) han frenado una incorporación que se daba por hecha. Incluso el jugador estuvo en el palco del Metropolitano viendo el Atlético de Madrid – Valencia. Su no fichaje prorroga la maldición del Atlético de Madrid en su relación con Italia. Casi todo lo transalpino que ha pasado por el club colchonero ha terminado con mal resultado.

Haber tentado de nuevo al destino habría sido quizá poner en tela de juicio el buen recorrido de un Atlético de Madrid que se ha reimpulsado con el inicio de 2024 y que, en las apuestas de fútbol de Betfair, mantiene buenas expectativas a conseguir sus objetivos. Las cuotas dan por seguro que quedará entre los cuatro primeros (83% de probabilidades implícitas) y en Champions se confía que pasará de ronda ante el Inter de Milán. De hecho, los rojiblancos tienen más opciones de acceder a la final (10% de probabilidades implícitas) que su rival… precisamente italiano (9% de probabilidades).

Vieri, excepción a la norma italiana

La relación entre el Atlético de Madrid e Italia, sea en forma de jugadores o entrenadores, se concentra a finales de los 90 y principios de los 2000. Una vía que abrió el que se puede considerar como excepción a la norma del divorcio entre colchoneros e italianos. Christian Vieri aterrizó en el Madrid en 1998 procedente de la Juventus de Turín como fichaje estrella de aquella temporada en la que Radomir Antic dirigía a los colchoneros por tercera temporada consecutiva, aún con los ecos del éxito reciente el curso del doblete, la temporada 1995-1996.

Con sólo 24 añitos, el que luego se convertiría en leyenda del fútbol italiano, cuajó una temporada excepcional con los colchoneros. Fue una eclosión que lo llevó al olimpo rojiblanco… y eso que no disputó más que 32 partidos entre todas las competiciones. Suficiente. Le dio para ser Pichichi y Bota de Oro (24 goles en Liga, en total hizo 29 en todos los torneos), con algún gol para el recuerdo eterno, como aquel que le hizo al Paok de Salónica en la extinta Copa de la UEFA, un gol escorado desde la derecha, pegado a la línea de fondo, casi como si fuera un córner adelantado y sin ángulo. Obra de arte.

Tal fue su rendimiento, que el Atlético de Madrid lo vendió solo un verano después con un notable beneficio. Lo compró por unos 3.000 millones de pesetas (18 millones de euros) y lo colocó en el Lazio por casi 5.000 millones de pesetas (unos 30 millones de euros). Sólo un curso después el Lazio aumentaría más si cabe ese beneficio cuando lo traspasó al Inter por 47 millones).

De Sacchii a Cerci, una relación rota

El rendimiento de Vieri fue tan sobresaliente, que el Atlético interpretó que la vía otaliana sería buena fórmula para buscar nuevos jugadores… y entrenadores. Antic dejó el Calderón y dio entrada Arrigo Sacchi, mito del Milan que, por primera vez, salía de Italia para dirigir en España. De su mano llegaron al Atlético de Madrid Michele Serena, Stefano Torrisi y Girogio Venturín. Todo fue un desastre. Salvo el primero, un lateral derecho voluntarioso, el resto no dio rendimiento alguno en el Atlético, que a mitad de temporada destituyó a Sacchi. Sin el italiano dirigiendo a los colchoneros, sus compatriotas cayeron en el olvido y salieron sin pena ni gloria.

Desde entonces, el Atlético ha contado con solo tres italianos más en sus filas (en total han sido siete en toda su historia) sin que ninguno haya dejado especial huella reseñable. En 2002, Albertini, ex del FC Barcelona y también leyenda del Milan, estuvo un curso en el Atlético de Madrid. Fue el año de su regreso a Primera tras dos temporadas en Segunda. El pivote quedó en el recuerdo como un jugador voluntarioso y cumplidor, pero poco más. Su gol de falta al Real Madrid en el Bernabéu en un golazo lejano (fue el gol del 2-2 definitivo) fue su aportación más recordada.

Tras él estuvieron Abbiatti (una temporada) y Cerci. El primero fue ejerció de portero en la 2007-2008 casi como excepción puntual a una carrera desarrollada casi al completo en el Milan. No dejo mucho poso como Cerci, el último italiano que ha jugado en el Atlético de Madrid y que, aunque firmó con halo de ser jugador importante, apenas jugó once partidos. Su contrato con el Atlético expiró tres años después de su llegada, en 2017, tras haber sido cedido a Milan y Genoa para buscarle un rendimiento que nunca dio: con el Atleti, sólo hizo un gol.