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Alba Cabello y Jennifer Pareja, con los pies en la tierra

Confesiones de dos deportistas de élite tras su retirada

Alba Carrillo y Jennifer Pareja, en la sesión de fotos para SPORT

Alba Carrillo y Jennifer Pareja, en la sesión de fotos para SPORT / sport

Carme Barceló

La vida real empieza ahora”. A Jennifer Pareja la suya le dio un vuelco el día que se vio fuera de la lista olímpica. Ni lo esperaba, ni lo imaginaba ni se lo planteaba. Pero sucedió. Semanas después decidió retirarse e iniciar un viaje “a ninguna parte y a todas a la vez. No estar en los Juegos de Río fue un golpe duro tras el que me quedé en estado de ‘shock’. Un amigo me invitó a sumarme a un viaje muy largo y no me lo pensé. Quería huir de no saber en qué iba a convertir lo que había sido mi rutina”. Toda la vida en el agua y, de repente, se había quedado anclada en la tierra. Alba Cabello la mira con afecto. A ella la apeó de la natación sincronizada un hombro derecho que ya ha pasado tres veces por el quirófano. Tras el Europeo dijo adiós. Ella tenía día y hora concertadas para la retirada. “Los últimos meses fueron durísimos -explica- y llegué a entrenar con el brazo en cabestrillo y una camiseta encima. La cabeza daba de sí pero mi cuerpo, no. Competía infiltrada, con dolores terribles... y mi hombro dijo ‘basta’”. Cuenta Alba que “no tuve tiempo de echar de menos nada, ni de ponerme el luto, porque al día siguiente ya estaba trabajando. Soy entrenadora de la Federació Catalana y trabajo con niñas de 13 a 17 años. Es otra vida. Esta, desde el bordillo de la piscina”. Aún no ha visto ningún vídeo de ‘sincro’ desde que se retiró y Jenni, tampoco de waterpolo. Ambas sí van a ver competir a las que fueron sus compañeras pero aún les cuesta colocar el prefijo ‘ex’ a la que fue su profesión y su pasión. Cabello necesita quitarse el cloro de encima “y ponerme monísima. ¡No sabía lo que era llevar el pelo seco!”. Pareja, en cambio, precisa mojarse la cabeza cada día “y tener la sensación del agua que te relaja. Tranquila, bajo la ducha, sin estrés”. Su nuevo trabajo en el CN Sabadell la tiene ahora de acá para allá. “Al principio me costó adaptarme al despacho -reconoce Jenni- pero ahora todo es mucho más dinámico y entre reuniones, actos y proyectos no paro”. A ello suma sus estudios de Publicidad y Relaciones Públicas en la UCAM y un máster de gestión deportiva en el Johan Cruyff Institute. Ya casi no se acuerda de ese mes y medio “en el que estuve muy tocada. Pero mucho, ¿eh? Hasta que un día me levanté y me dije: ‘Jenni, ya vale’. Dejé de lamentarme y todo cambió”. Aquella herida del adiós no buscado “se está curando pero dejará cicatrices. Todo pasa por algo y el deporte me ha enseñado a vivir teniendo objetivos. Y los tengo ahí, ante mí”. Para Alba, su amiga “es la capitana con mayúsculas. Una mujer fuerte, humana y transparente”. Y  la ‘guerrera’ cree que “la gente no sabe lo duro que es la sincronizada. Sobre todo a nivel mental. Admiro mucho a Alba y sé lo que ha sufrido. Compartíamos fisioterapeuta y viví su dolor. Pero nunca se quejó “. Mujeres de agua con los pies en la tierra.