Neymar se redime

Neymar, el motor del partido

Neymar, el motor del partido / SPORT

Toni Frieros

Toni Frieros

La lectura más sencilla y fácil sería juzgar a Neymar por el número de goles que ha conseguido marcar esta temporada. Sí, son pocos, muy pocos. Y también es cierto que llevaba mil minutos sin ver portería, desde aquel lejano Barça-Manchester City de Champions League que vimos en el Camp Nou, algo poco habitual en un futbolista de su calidad y ofensividad.

Sin embargo, se me antoja bastante injusto medir el rendimiento del brasileño única y exclusivamente por sus registros goleadores. Sobre todo porque Neymar es mucho más que un goleador. De entrada es, junto a Messi y Luis Suárez, el futbolista más desequilibrante e incisivo del equipo. No conoce la palabra “arrugarse”. Siempre da la cara, siempre busca desequilibrar y siempre se mide de tú a tú a sus contrincantes, sin miedo a que, como sucede con demasiada asiduidad, le cosan a patadas.

Hace una semana él solo provocó las dos expulsiones de jugadores del Athletic y anoche fue quien buscó con ahínco el área vasca y terminó por encontrarse con un penalti a favor que él mismo transformó en el gol que ponía el 2-0 en el marcador. Otra prueba más de su valentía y madurez. Una evidencia de que jamás se esconde, ni en los buenos ni en los malos momentos.

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Neymar, anoche, fue el gran animador del partido. Tocó más balones que nadie y entró más veces en el área que nunca. Un caudal ofensivo extraordinario que, dicho sea de paso, pone de manifiesto que, si bien la banda izquierda del Barça es una maravilla, la banda derecha no existe. Sin extremo nato, tampoco el interior ni el lateral tapan esa carencia.

De Neymar hay que destacar y ponderar otro aspecto más. Al igual que Leo Messi, él también juega para el equipo y para sus compañeros. A estas alturas de la temporada ya ha dado catorce asistencias o pases de gol. Frente al Athletic, su balón a Luis Suárez permitió que el uruguayo consiguiera un verdadero golazo.

Tampoco debemos ignorar la extraordinaria sintonía existente entre los tres cracks del Barça. Aunque Messi es el encargado de ejecutar las faltas máximas, Leo tuvo el detalle de cederle el lanzamiento, sabiendo que un gol ayudaría anímicamente a Neymar que ayer ‘desató’ todo su fútbol.

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