Un titánico Nadal remonta a Fritz y se planta en semifinales

Unos problemas en el abdomen amagaron con dejarlo KO, pero Rafa aguantó estoicamente y lo volteó (6-3, 5-7, 6-3, 5-7, 6-7(4))

Incluso su padre le pidió que se retirara, sin saber que su hijo no conjuga el verbo rendirse. El próximo rival del manacorí será Kyrgios

Nadal, con una dejada ante Fritz

Nadal, con una dejada ante Fritz / EFE

Roger Payró

Un 6 de julio de 2008 Rafa Nadal lograba su primer Wimbledon derrotando a un tal Roger Federer, el rey del torneo. Fue una oda al tenis. Su primera hazaña en el All England Club. Catorce años después, el balear repitió heroicidad. ‘Solo’ vale unas semifinales, pero es que Nadal estaba fuera. Incluso su padre le pidió que se retirara. Las molestias en el abdomen que aparecieron en los últimos días se acrecentaron contra Taylor Fritz (6-3, 5-7, 6-3, 5-7, 6-8(4)). Era prácticamente imposible que sin poder sacar bien Rafa lo levantara. Pues desafío aceptado. Nadal se reinventó y utilizó las armas que tenía para remontar al estadounidense. Dulce ‘vendetta’ ante su verdugo en la final de este año en Indian Wells. Ahí fue su fisura en la costilla lo que le lastró. Veremos en qué estado llegará a la semifinal contra Kyrgios y si esto no va a peor, pero de momento sencillamente hay que disfrutarlo.

Disfrutón empezó Nadal, que rompió a las primeras de cambio y parecía encaminarse a otro recital en la pista central. Sin embargo, reaparecieron las molestias en el abdomen. Hoy ya eran más que eso. Diezmado, Rafa perdió cinco juegos seguidos y cedió el primer set.

Era su peor momento. Aún así, resistía. Inició el segundo parcial nuevamente con otra rotura, pero las fuerzas eran las que eran. Entregó su servicio en el quinto juego y con 3-4 pidió la entrada del fisio y se fue a vestuarios con un tiempo médico. Evaluó si seguir y no. Su padre, desde la grada, le pedía que dijera basta. Pero Nadal no conjuga el verbo rendirse. Volvió al pasto londinense dispuesto a luchar, como fuera, por alcanzar la penúltima ronda de Wimbledon por octava vez en su carrera.

Reacción de Nadal

El parón enfrió a Fritz, que cuando se dispuso a forzar el tie break entregó su saque. Mensaje de Rafa: él no se iba. En todo caso, que le echasen. Nadal tiene más vidas que un gato aunque la consecución del set parecía un oasis en medio del desierto. La sensación era que esto de remar a contracorriente se presagiaba como una travesía demasiado larga. Sobre todo por cómo se sucedió la tercera manga, que salió torcida. Junto con la primera, fue la más asequible para Fritz, que de todos modos recelaba de Nadal. El manacorí apenas cedió dos bolas de break y las dos las convirtió el norteamericano. No consiguió ninguna oportunidad Rafa y ya no tenía margen de error: ganar los dos últimos sets o irse a casa. Desafío aceptado, de nuevo.

Había un dato muy significativo y poco esperanzador. La media de velocidad de los servicios de Nadal iba bajando progresivamente. 185 km/h en el primer set, 172 en el segundo, 164 en el tercero… pero de su debilidad hizo su fuerza. Ralentizando el juego y con unos saques bien peculiares –ni eso le privó se sumar algunos ‘aces’, superando la barrera de los 500 en todo su recorrido en Wimbledon- el cuarto set fue el inicio de la locura. Break de Rafa, contrabreak de Taylor, otra rotura de Nadal… Todo muy imprevisible. Sacó su repertorio el mallorquín, tirando más dejadas y acelerando para empezar a mover a Fritz con tal de vaciarle el tanque de gasolina. Aunque cedió de nuevo su servicio, el sobreesfuerzo de Rafa le valió otra rotura para evitar el tie break y forzar el quinto set.

Un final épico

Fuerzas sorprendentemente igualadas. Mentalmente Fritz había gestionado muy bien el partido y para prueba el octavo juego. Venía de ceder el saque y Nadal tenía opción al 3-5, pero se mantuvo firme y los errores del español le dieron alas. Ya no hubo roturas; el semifinalista se decidía en el supertie break. Lo inició Nadal como una locomotora (0-5), aunque entregó después sus dos servicios. Entró en su fase caliente el desempate y Nadal puso la puntilla llevándose el punto más largo del partido después de 25 golpeos. Fue el 3-7. Después de labrarse después seis bolas de partido, solo dos le hicieron falta para sellar otro épico triunfo que añadir a su historial. Hemos perdido ya la cuenta.