Nadal da otro recital en Wimbledon y ya pisa los cuartos

El balear, aunque se complicó en el tercer set, despachó sin problemas a Van de Zandschulp por 6-4, 6-2 y 7-6(6)

En cuartos de final se medirá a Taylor Fritz, con el que tiene sed de 'vendetta' tras la derrota en Indian Wells

Nadal, durante el duelo ante Van de Zandschulp

Nadal, durante el duelo ante Van de Zandschulp / EFE

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Después de culminar una notable primera semana en Wimbledon, Rafa Nadal inició la segunda con un nivel igual o superior al exhibido en los albores del torneo. Eso de que el balear llegaba sin rodaje ya no vale, porque le ha tomado la medida a la hierba en un santiamén. Para prueba, el recital frente a Botic van de Zandschulp. Aunque se complicó el tercer set, en el que dominaba por 5-3 y servicio para sellar el triunfo en dos horas, el balear ‘regaló’ treinta minutos más de espectáculo y lo cerró en el tie break (6-4, 6-2, 7-6(6)). Octava vez que el manacorí pisará los cuartos de final en el All England Club, donde se medirá a un Taylor Fritz que ya le ganó en la final de Indian Wells este curso. Eso sí, jugó con una costilla fisurada el español. En plenitud de condiciones y en el pasto del Grand Slam londinense el escenario será muy distinto.

En octavos se enfrentaba Nadal a un Van de Zandschulp que ya conoció en Roland Garros. En tierra batida luce mejor el balear y peor el neerlandés, lo que explica el 6-3, 6-2, 6-4 con el que despachó el pupilo de Carlos Moyá a su rival. Se esperaba un duelo más exigente en Wimbledon, donde el gigante de Wageningen estaba demostrando el porqué de su meteórico ascenso. Hace apenas un año era el 132 del mundo y ahora es el 25. El revés es su arma más peligrosa, más allá de los servicios merced a sus 191 centímetros de altura. No obstante, Rafa desactivó ambas amenazas.

En el primer turno de saque de Van de Zandschulp el mallorquín ya dispuso de dos bolas de break, aunque no pudo convertirlas. No hubo más opciones hasta el décimo y la presión pudo con el neerlandés. No a la primera, pero sí a la segunda, Nadal hizo el hachazo en el momento justo para adjudicarse la manga y empezar la segunda de nuevo al servicio.

Empezó algo dubitativo el parcial, brindando a Botic su primera opción de rotura. Lo arregló a tiempo y contragolpeó después logrando la rotura en el saque de su oponente. Ya estaba cabizbajo el neerlandés. Rafa elevó su nivel, especialmente al resto, y no había manera de hincarle el diente. Nuevamente, cuando Van de Zandschulp servía para evitar perder el set, lo entregó. Lo hizo además con una doble falta. La montaña empezaba a tener una cuesta demasiado empinada.

Sin fallos

Hasta entonces el partido de Nadal estaba siendo muy sólido. Apenas ocho errores no forzados contemplaban su estadística, un dato clave para entender por dónde iban los derroteros. Eso sí, jugó con fuego en el tercer set y se quemó. Una pequeña desconexión en los primeros compases, como en el segundo, le costó esta vez el break en contra. Nada que no arreglara a renglón seguido. Contrabreak y a otra cosa.

La rotura en el séptimo juego parecía sentenciar el partido, pero cuando el español servía con 5-3 a favor Van de Zandschulp dio sus últimos coletazos y le arrebató el servicio. Pocos golpeos le funcionaron al neerlandés, pero sí le coló varios ‘passings’ al balear. Guardará varios ‘highlights’ para enseñar a sus nietos.

El encuentro se vio abocado al desempate y en el tie break no perdonó Nadal, aunque también lo alargó más de lo necesario. Tras ponerse con tres bolas de partido a su favor, labradas con un tenis de mucho nivel –se vio un rally de hasta 30 golpeos que se llevó el manacorí-, Nadal las malogró. No así con la cuarta, terminada con un ‘smash’ al carril de dobles de Van de Zandschulp. Que pase el siguiente.