El rincón secreto del lavabo que nunca limpias y más suciedad acumula: estás a tiempo de ponerle fin a los atascos

Así es como debes acabar con los restos acumulados

Baño ikea

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Valeria Montero

El cuarto de baño es la estancia de la casa a la que más horas de limpieza debes dedicar. En una estancia a la que acudimos para acicalarnos es muy desagradable encontrar el lavabo sucio. Y es que por mucho que pensemos que limpiamos el baño con la suficiente frecuencia, lo más seguro es que debas dedicarle un poco más de tiempo a la semana.

Al cuarto de baño vamos a realizar las labores básicas de limpieza: ducha, lavado de dientes, cepillado de pelo, pis... Todas ellas generan sus restos, que terminan repartidos por el inodoro, el suelo, el lavabo o cualquier superficie de la estancia.

Cuando la acumulación se empieza a hacer evidente, quizás vaya siendo hora de ponerse manos a la obra con la limpieza y la desinfección de todos los rincones. Uno de los elementos más sencillos de limpiar es sin duda alguna el lavabo. Ojo, porque si descuidaste su limpiez durante algunas semanas, quizás te encuentres con una sorpresa en forma de atasco.

Una de las cosas más desagradables es tener que meter la mano en el desagüe para sacar los restos acumulados: pelos, cal acumulada, pasta de dientes... Por eso, lo que te recomendamos es que te encargues de quitar los restos que se quedan aquí acumulados con bastante frecuencia.

Si, por ejemplo, te acabas de cepillar el pelo y hay una mata acumulada, ahórrate los riesgos y tira la mata a la basura. Lo mejor que puedes hacer cuando ya se han formado los atascos es hacerte con un cepillo que recoja los restos para evitar entrar en contacto con ellos.

No obstante, tu desagüe no cuenta solo con una salida del agua en la mayoría de lavabos convencionales. El embellecedor suele acumular una ingente cantidad de bacterias, sobre todo si tenemos en cuenta el poco tiempo que le dedicamos a su limpieza semanal. Si nunca te has encargado de su desinfección, te llevarás una desagradable sorpresa cuando lo retires por primera vez.

Frota con un cepillo de cerdas duras de nuevo por los bordes del embellecedor y límpialo por otro lado para dejarlo como nuevo. Ya que estás con el cepillo, quita las incrustaciones que suelen formarse y, por último, dale un repaso a las juntas de las baldosas que hay sobre el lavabo.

Esta parte, al igual que el espejo que descansa justo encima, suele salpicarse con bastante facilidad, así que nunca está de más aprovechar para echar mano del limpiacristales y dejarlas brillantes y relucientes.

Aun queda una parte por limpiar: el tapón. Este es el elemento que más bacterias y hongos acumula, ya que normalmente suele actuar como sello. Si la suciedad no se ha quitado del todo puedes optar por usar un estropajo de metal, con cuidado de no dañar las superficies.