The Empire Stadium of Wembley

Ayer se cumplieron 20 años del derribo de Wembley, el estadio más icónico de Inglaterra, donde el Barça logró su primera Copa de Europa

I remember Wembley, When West Ham beat West Germany, Martin one and Geoffrey three, And Bobby got the OBE...

El viejo estadio de Wembley

El viejo estadio de Wembley / SPORT

Adrià Soldevila

Adrià Soldevila

Con esta canción, los aficionados del West Ham mantienen en el recuerdo el único gran hito internacional de la selección de Inglaterra. En 1966, los ‘Three Lions’ tocaron el cielo. Vencieron en su casa, en el histórico estadio londinense de Wembley, a la selección de Alemania Occidental, que venía de eliminar a la todopoderosa Unión Soviética en semifinales. La URSS había ganado la Euro de 1960 y había sido finalista en 1964, por lo que los pronósticos la situaban entre las candidatas a levantar el trofeo dorado. Pero en la final, Inglaterra se encontró a Alemania Occidental 20 años después de terminar la Segunda Guerra Mundial. Los 90 minutos finalizaron con empate a dos, y en la prórroga, Inglaterra marcó los dos goles que la convertirían en campeona del Mundo por primera y única vez en su historia. Pero, ¿por qué existe la canción y por qué los aficionados del West Ham se hacen suyo ese título? Muy sencillo. Los cuatro goles de la final los marcaron jugadores ‘hammers’. Geoff Hurst se llevó el balón bajo el brazo con un hat-trick, mientras que el segundo tanto del encuentro lo firmó Martin Peters. Wembley se convirtió, desde ese momento, en el estadio más emblemático de Inglaterra.

“No existe un Wembley español o un Wembley italiano. Los equipos nacionales juegan en muchos estadios, pero Wembley es la casa del fútbol inglés”, expresa para Sport Dossier el académico Jim O’Brien, investigador especializado en la sociología y la historia del fútbol en la Solent University de Southampton. No hay ningún estadio en el Reino Unido que tenga la simbología que todavía hoy alberga Wembley, aunque todo nace en el antiguo feudo. Ayer se cumplieron 20 años de la demolición del mítico Wembley, el estadio que vio al Barça levantar por primera vez en su historia la Copa de Europa. Una década antes de su derribo, Ronald Koeman llevaba a la gloria al barcelonismo. Wembley significa mucho para el fútbol y, aunque el Barcelona, el Milan o el Ajax lo tengan en su memoria, son los ingleses quienes realmente lo sienten como propio. “Wembley lo es todo. Viene a ser una especie de hogar del fútbol inglés. La casa espiritual del fútbol en Inglaterra. Es nuestra catedral”, dice el periodista Sid Lowe a Sport Dossier. El corresponsal en España del diario The Guardian, al igual que el académico O’Brien, coinciden en señalar al antiguo Wembley como el origen de todo, pese a que el nuevo estadio mantenga parte de la simbología que el viejo recinto fue adquiriendo con el paso de los años. “Aunque no sea lo mismo, había una necesidad emocional de mantenerlo en Wembley”, explica Lowe.

El 7 de octubre del año 2000, Wembley cerró sus puertas al deporte. El estadio se caía a pedazos, las paredes se agrietaban, había fugas de agua en prácticamente todos los lavabos y la cubierta se aguantaba por los pelos. No se podía celebrar ningún evento más, ni deportivo, ni musical. Wembley había albergado conciertos célebres, desde Michael Jackson, pasando por The Who, Bruce Springsteen, U2, Madonna, Elton John, Pink Floyd, Guns N’Roses, Bon Jovi, Tina Turner o Aerosmith y terminando por el inolvidable espectáculo de Queen en 1986. Pero Wembley es deporte y, por encima de todo, fútbol. El 30 de septiembre de 2002, ‘The home of football’ fue derribada. En la mente de todos estaba el nuevo estadio, en el mismo lugar y bajo el mismo nombre, pero, ¿mantendría la esencia del viejo? “Wembley es un barrio sin historia, está mal comunicado y es horroroso para ir y volver del centro. Pero, aun así, casi por la necesidad espiritual de mantener el nuevo estadio en el mismo sitio donde estaba el antiguo, se terminó por construirlo ahí”, reconoce Sid Lowe.

Inglaterra no podía perder el simbolismo y la historia del mítico Wembley. Pese a derribar el estadio que había albergado un Mundial –la Copa del Mundo en mayúsculas para los ingleses– y la final de hasta cinco Copas de Europa de clubes, había que mantener como fuera el aura que lo había convertido en el único estadio abrazado por todo el país desde que se inaugurara en abril de 1923. Si la reina Isabel II vio pasar a 15 primeros ministros, Wembley no se queda atrás. En su palco –incluyendo el del nuevo– se han sentado los reyes Jorge V, Eduardo VIII, Jorge VI y la misma Isabel II, amén de hasta 20 primeros ministros.

El nuevo Wembley mantiene el simbolismo del estadio que fue derribado hace 20 años

La ‘White Horse Final’

Precisamente, desde su inauguración, Wembley ha sido un estadio con un halo único. Su leyenda se empezó a escribir prácticamente desde el primer día, en la final de la FA Cup de 1923. El Bolton Wanderers y el West Ham se jugaban el título. La expectación era máxima. Todos quisieron ir al nuevo estadio, al que el cartel llamaba The Empire Stadium of Wembley. Se vendieron más de 126.000 entradas, pero en el recinto accedieron más de 200.000 personas. La situación se desbordó y la gente acabó ocupando parte del terreno de juego, hasta el punto de que la policía tuvo que intervenir para crear una barrera que impidiera el paso de la gente dentro de los límites del campo. “No hubo violencia, pero pudo ocurrir una catástrofe terrible”, comenta el profesor Jim O’Brien. Los guardias hicieron lo que pudieron, algunos a pie, otros montados en caballos de pelo oscuro. Excepto uno, que se subió a lomos de un precioso caballo blanco, el animal que marcaría para siempre la historia del estadio. Esa final, que terminó ganando el Bolton por 2-0, se recuerda como la ‘White Horse Final’. Y, de hecho, el puente que separa la boca del metro del mismo estadio se llama, desde 2005, White Horse Bridge. En realidad, el caballo era gris, pero en las fotografías en blanco y negro el color real se confunde y parece realmente blanco.

Desde ese día, Wembley se convirtió en el verdadero símbolo del fútbol inglés. La Football Association decidió que, desde ese momento, Wembley sería la sede de la final de la FA Cup, el torneo en activo más antiguo del mundo. “La razón principal que hace de Wembley un estadio único es que la FA Cup se decide allí cada temporada. Ahora también alberga las semifinales, pero antes solo se jugaba la final. Los grandes momentos vividos en las finales de la tienen como denominador común Wembley”, recuerda O’Brien. En ese precioso estadio, Stanley Matthews se convirtió en un ídolo siendo el futbolista más desequilibrante de la final de 1953 con el Blackpool, pese a no marcar ninguno de los cuatro goles de su equipo frente al Bolton; el Southampton, militando en segunda, le ganó el título al todopoderoso Manchester United en 1976 con un gol de Bobby Stokes en el minuto 83; el argentino Ricky Villa anotó el ‘Wembley Goal of the Century’ –el mejor gol del siglo en Wembley– en la final de 1981 ante el Manchester City. Su equipo, el Tottenham, acabó venciendo 3-2.

El antiguo estadio de Wembley desapareció, pero para los ingleses, el nuevo, inaugurado en 2007, mantiene su función y su simbolismo. Según el académico O’Brien, “Wembley representa la ‘englishness’, la identidad nacional dentro del estadio nacional”. No han faltado oportunidades para demostrarlo, aunque con suerte dispar. Wembley ha albergado las dos últimas finales de la Eurocopa y en ambas se coló Inglaterra. En la de 2021, los ‘Three Lions’ cayeron ante Italia; en la de este verano, la selección inglesa femenina se llevó el título.  

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