En nombre del monte sagrado

“Aunque tengan el mismo nombre es difícil hablar de un derbi”

Evrán

Galería Nacional de Armenia, en Erván / Diego Delso / Wikipedia

Aitor Lagunas

Aitor Lagunas

El 24 de abril de 1965 miles de personas se reunieron ante las puertas de la Ópera de Ereván. A diferencia de lo que era habitual en la Unión Soviética, aquella masa no se concentró siguiendo órdenes del Partido Comunista, sino desafiándolas. Ese día se cumplían 50 años del genocidio armenio a manos del Imperio Otomano. La manifestación simplemente exigía el reconocimiento de aquel oscuro episodio y la construcción de un monumento que recordase a sus casi dos millones de víctimas. El Kremlin accedería a cumplir ambas demandas.

Dos años antes, ese renacimiento nacional de la sociedad armenia ya se había expresado en los estadios. En 1963 el Spartak Ereván solicitó rebautizarse como Ararat Ereván. ¿Anecdótico? En un fútbol como el soviético, cuidadosamente escrupuloso a la hora de evitar cualquier agravio nacionalista, aquello supuso una notable excepción. Porque decir Ararat era casi como decir Armenia misma: montaña a la que la Biblia aludía como el lugar en el que se posó el Arca de Noé, sus 5.137 metros lo convertirían en el pico más alto del país si no fuera porque tras el conflicto con los turcos estos corrieron sus fronteras hasta anexionárselo. El monte Ararat simboliza las antiquísimas raíces de la nación armenia pero también de su sufrimiento histórico.

Aunque quede 30 kilómetros dentro de territorio turco, la montaña es perfectamente apreciable desde Armenia. Es más, su silueta domina las vistas de Ereván, capital levantada a las faldas de un monte que solo nominalmente es extranjero. De ahí que la decisión de renombrar al único equipo armenio que disputó la primera división soviética solo podía producir una triple identificación: montaña, país, club de fútbol. Todo en uno. La metonimia acabó de cuajar cuando el equipo, lejos de contentarse con jugar la liga de la URSS, empezó a soñar con ganarla.

 

UN ARARAT EN MOSCÚ

En toda su historia, solo cuatro temporadas de la Top League soviética acabaron lejos de las vitrinas de equipos rusos –básicamente moscovitas– o ucranianos –básicamente el Dinamo de Kiev–. Así, los georgianos del Dinamo Tiflis alzaron dos trofeos y los bielorrusos del Dinamo Minsk, otro. El cuarto título lo celebró Armenia entera el 28 de octubre de 1973, cuando el Ararat se proclamó campeón de liga al derrotar al Zenit (entonces de Leningrado). Un año después, Ereván se vestiría de gala para recibir al mismísimo Bayern de Múnich en los cuartos de final de la Copa de Europa. Tras caer 2-0 en Alemania Federal, el equipo armenio fue capaz de poner contra las cuerdas a los Sepp Maier, Beckenbauer o ‘Torpedo’ Müller. El Ararat venció 1-0 con gol de Arkady Andreasyan mientras el cuenco de cemento del Estadio Republicano hervía de orgullo. A su lado relucía el monumento a la memoria de las víctimas del Genocidio, el mismo que Moscú aceptó construir tras aquella manifestación de 1965.

Pero han pasado cinco décadas de la victoria sobre el Bayern. La URSS no existe –salvo, quizá, en la mente de Vladimir Putin– y Armenia es por fin un país independiente. El viejo FC Ararat, antaño bandera del país, solo ha ganado una liga tras 1991. Y ya no es el principal club; ni siquiera el único con el nombre del monte sagrado. “El armenio más rico del mundo vive en Moscú. Allí creó un club y lo bautizó así, Ararat. Y en 2018 se lo trajo a Ereván”, resume el entrenador andaluz David Campaña. Habla de Samvel Karapetyan, el mayor oligarca armenio, y patrón de Campaña en el curso 2020-21, cuando este entrenó al nuevo Ararat Armenia. 

“Aunque tengan el mismo nombre es difícil hablar de un derbi”, aclara Campaña. “Allí no existe la cultura de la rivalidad que tenemos en Europa Occidental, también por las propias características de la liga armenia”. La principal de todas ellas es la concentración de equipos en su capital. Sobre un total de diez clubes, esta temporada hay seis de Ereván. En una liga pequeña, obligada a disputar cuatro vueltas, eso equivaldría a unos 50 derbis al año. Antierótico.

David Campaña ha abierto camino para la llegada de otro andaluz, Joaquín Caparrós, al banquillo de la selección armenia. “Todo el mundo está muy ilusionado con la fase de clasificación que han hecho”, afirma Campaña antes de desgranar algunos datos del duelo entre los dos Ararat. El de reciente creación llega líder. El otro, más antiguo y algo venido a menos, estrena míster: el 15º en el último lustro. Quizá no sea un derbi en sentido clásico pero hoy se juega un partido especial a la sombra del monte Ararat. 

ARARAT-ARARAT ARMENIA

EREVÁN

44°20’N 23°49’E

Población

1.455.000 habitantes

País

Armenia

Distancia entre estadios

8 km, del Estadio Republicano (14.400 plazas)a la Academia del Fútbol (1.400 asientos)

HAT-TRICK DE CONSEJOS

CÓMO LLEGAR 

No hay vuelos directos entre España y Armenia: habrá que hacer escala. Desde los aeropuertos del centro de Europa el vuelo a Ereván implica unas tres horas. Cualquier otro medio no es opción: en carretera, desde Barcelona, necesitas 51 horas.

QUÉ VISITAR

El monumento a las víctimas del genocidio armenio a manos turcas entre 1909 y 1923 es el epicentro emocional de una ciudad no especialmente bella. Cuenta con algunos lugares, como la Plaza de la República, más grandes que bonitos.

DÓNDE SALIR

La noche en Ereván tiene varios encantos, y el primero es que casi todos los garitos están cerca de la Plaza de la República. Uno de ellos se llama Calumet Ethnic Lounge Bar, un pub con música en vivo. Si te va el techno, entonces ve al The Basement.

PRÓXIMO PARTIDO

Hoy, 19.02.2022 (11.00h).