Larga vida a la Cup

El torneo en activo más antiguo del mundo camina hacia su 151ª edición con la ilusión intacta de los más de 700 clubes participantes

El Arsenal conquisto la Cup en 2007

El Arsenal conquisto la Cup en 2007 / SPORT

Adrià Soldevila

Adrià Soldevila

“Jugar en Wembley, y más sabiendo que nos había tocado el Millwall en las semifinales y que teníamos muy cerca la posibilidad de jugar en Europa, fue muy motivante para nosotros. Fue la culminación de un camino en el que disfrutamos mucho”. Es el recuerdo más preciado de Jordi Gómez, futbolista barcelonés que levantó contra todo pronóstico el trofeo en activo más antiguo del mundo en mayo de 2013. Han pasado casi nueve años, pero el centrocampista catalán lo recuerda como si fuera ayer. No se puede quitar de la cabeza el extraordinario remate de Ben Watson en el minuto 89 que doblegó a un Manchester City que contaba en sus filas con varias leyendas del fútbol mundial. Pablo Zabaleta, Vincent Kompany, David Silva, James Milner, Touré Yaya, Carlos Tévez, el Kun Agüero o el bosnio Edin Dzeko no pudieron con un Wigan Athletic que certificaría tres días más tarde su descenso a la Championship –la segunda inglesa– tras varias temporadas salvándose en el último momento. “No sé si la palabra es ‘milagro’, pero obviamente es muy difícil que se vuelva a repetir. Que un equipo que estaba luchando por la permanencia gane la FA Cup se aproxima al milagro”, asegura Gómez a Sport Dossier.“Ganamos la final y el martes siguiente jugamos en el Emirates ante el Arsenal. Allí descendimos de categoría matemáticamente”. Pero para el club del Greater Manchester, el título de FA Cup fue mucho más importante que el descenso: “Ganar la FA Cup es algo muy difícil de repetir. Que el Wigan vuelva a jugar la Premier no es tan complicado. Si les das a escoger, los aficionados elegirían lo que sucedió. Una vez terminó la temporada, ya descendidos, celebramos el título de FA Cup con el autobús. Los aficionados estuvieron contentos con lo que pasó, pese al descenso de categoría”.

En noviembre de 2021, la FA Cup cumplió 150 años. 30 lustros en los que 44 clubes británicos han levantado un título que ha cambiado hasta cuatro veces de trofeo, la última en 1992, justo en el año en el que nacía la súperprofesionalizada Premier League. “El formato de la copa perdió parte de su belleza y de su dulce inocencia en los 90. La televisión, el dinero, el oportunismo, la legislación y la ley lo asaltaron”, escribió el comentarista de BBC Radio Bryon Butler en el libro The Official Illustrated History of the FA Cup. Precisamente, entre 1888 y 1992 solo se habían producido cinco dobletes de liga y copa: Preston North End en 1889, Aston Villa en 1897, Tottenham en 1961, Arsenal en 1971 y Liverpool en 1986. En los últimos 27 años ya se han producido siete dobletes, con el Arsenal dominando el torneo con siete títulos, los mismos que había conseguido en los anteriores 123 años de historia. Pero para los clubes semiprofesionales o amateurs, la copa inglesa sigue teniendo su encanto. A dos partidos se encuentran los grandes del país, los que pueden solucionar cuatro años de presupuestos de un club modesto si el sorteo los empareja. Porque para una entidad de este tipo, el partido de FA Cup ante un Arsenal o un Liverpool será el más importante de la temporada.

“Cuanta más distancia profesional hay entre un equipo y otro más importante es el partido”, cuenta Andrea Orlandi a Sport Dossier. El italocatalán, que llegó a debutar con el Barça en San Mamés en mayo de 2006, fue consciente de lo que significaba la FA Cup tras llevarse un golpe de realidad. Fue un año y medio después de dejar el Barcelona y tras su llegada al Swansea City, entonces en la League One –tercera categoría– y, precisamente, también entrenado por Robert Martínez. Y eso que el técnico de Balaguer le había avisado: “Estuvo días explicándome que la FA Cup es un torneo muy especial, el más importante, incluso más que la liga de cualquier categoría”. Pero tuvo que sufrirlo en sus propias carnes para darse cuenta. En noviembre de 2007, el Swansea visitaba el Billericay Town de la sexta división. “Yo pensaba que era como la Copa del Rey, pero ni de lejos”, recuerda. “El estadio no era ni plano, tenía pendientes. Y la asistencia era del doble o del triple del aforo permitido”. Y eso que el Swansea City no era un equipo de la Premier League. Ni siquiera de la Championship. “En la primera parte íbamos perdiendo 1-0 y no me había enterado de nada. No habíamos tocado ni el balón. En el descanso, Graeme Jones, ahora segundo entrenador en el Newcastle, me hizo lo que le hizo Luis Aragonés a Reyes. Me cogió por la camiseta y me dijo: ‘o espabilas o no puedes jugar aquí’. Fue un shock tremendo. Tuve que reaccionar”, explica Orlandi, que esa fría tarde de noviembre aprendió que, “para el pueblo, ese era el día más importante de la temporada”. El Swansea acabó ganando 1-2, pero ese no fue el mejor torneo del conjunto galés, que jugó dos replays en la segunda y la tercera ronda ante rivales de categorías muy inferiores: salvó la papeleta ante el Horsham, de la séptima división, pero cayó en el campo del Havant & Waterlooville, de la sexta. Precisamente ante el Havant, Andrea Orlandi se rompió la rodilla. “Nos eliminaron en su casa y luego les tocó ir a Anfield”, recuerda.

El Wigan ganó la FA Cup en 2013 tres días antes del descenso a la Championship

 

Un torneo único para el país

En la FA Cup puede pasar de todo. El torneo entero –que cuenta con más de 700 clubes participantes– se disputa a partido único y con sorteos puros. Es decir, el grande puede ir al campo del pequeño, pero los equipos amateurs también pueden tener la fortuna de saltar al césped del mismo Anfield o de Old Trafford. Además, no hay prórroga en el primer partido. Si termina en empate, se juega una repetición con cambio de escenario (este año no, para no saturar aún más el calendario en medio de la pandemia). Aunque el gran sueño de todos es pisar Wembley. En 1991 fue la primera vez que las semifinales se disputaron en el gran estadio londinense, algo que hoy ya se ha convertido en habitual. “Lo más importante es que las semis y la final se juegan en Wembley. Para un equipo inglés, Wembley es lo máximo, no hay nada mejor”, dice Orlandi. Allí, donde el Barça ganó su primera y su cuarta Copa de Europa, desde 1927 también es tradición que suene, 15 minutos antes de la final, el himno Abide With Me, una canción cristiana compuesta por el escocés Henry Francis Lyte en 1820 tras visitar a su amigo moribundo William Augustus Le Hunte.

“Los aficionados te dicen dos cosas cuando juegas en Inglaterra. O lo tenemos que hacer bien en la liga, o hay que hacer a good run in the FA Cup. Le dan una importancia similar o incluso superior a la copa”, retrata Orlandi, que coincide con Jordi Gómez a la hora de valorar a la Cup como una competición de “sabor especial”. El centrocampista zurdo, en el Omonia de Chipre a sus 36 años, reconoce que antes de disputar su primer partido infravaloró la trascendencia del torneo: “Cuando llegué no lo sabía, pero te das cuenta enseguida de que es una competición muy importante, sobre todo para la gente. Cuando juegas este tipo de partidos lo ves, hay un ambiente especial, muy diferente a un partido de copa en cualquier otro país. La afición está muy motivada. Ciertamente, no es una competición normal en comparación con el resto de torneos coperos que hay en Europa”.

Es tan diferente, que la FA Cup se disputa los fines de semana. No es un torneo menor situado los miércoles o los jueves, como sucede con la Copa del Rey. Es el gran torneo del Reino Unido, el que más ilusión genera. “Los estadios siempre están llenos, aunque el local tenga tres categorías más que el visitante”, dice Orlandi. “Los horarios y los patrocinadores son diferentes, es mucho más que cualquier otra copa. ¿Por qué crees que José Mourinho alardea de su única FA Cup? No hay discusión, para los ingleses tiene una importancia enorme”, insiste el italocatalán. “Más que ganar el título, lo bonito de la FA Cup es el camino”, concluye Jordi Gómez, que no puede disimular un cierto orgullo por haber levantado el trofeo más antiguo del mundo.