Real Madrid: Ancelotti blanquea a Asensio

El Bernabéu recibió con una pitada al balear tras un verano en el que fichó a Jorge Mendes para irse del Real Madrid

Una situación complicada que el italiano intenta normalizar para mantener el equilibrio y el buen ambiente en el vestuario

Asensio manda callar al Bernabéu

Asensio manda callar al Bernabéu / Efe

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

La situación de Marco Asensio en el Real Madrid no es fácil para él, para Ancelotti ni para el club. La afición madridista se definió con una pitada cuando sustituyó a Camavinga a los 62 minutos del partido ante el Leipzig. Unos seguidores que respetan su deseo de querer irse, porque tiene derecho a mejorar sus condiciones profesionales, aunque se alinea con el club de no subirle el salario (4 millones netos). Sin embargo, no acaba de encajar que siga para marcharse libre en junio como insinuó el protagonista el pasado verano.

A esto se suma cierta acritud del futbolista con la afición, con gestos que no aprobaron cuando le han pitado por actuaciones que no han convencido.  Las celebraciones de sus goles en las que ha mostrado cierto grado reivindicativo tampoco han gustado a las gradas del coliseo blanco. Su último gesto en el partido ante el Mallorca del pasado domingo tirando el peto cuando vio que no iba a jugar contra su ex equipo se sumó a anteriores desplantes.

GOLAZO AL LEIPZIG

El balear ha protagonizado un verano complicado en el que ha querido dejar el Real Madrid. Fichar por el súper agente portugués Jorge Mendes fue interpretado como un desafío al club, pero no encontrar un equipo que colme sus pretensiones confirma la postura del Real Madrid de no darle lo que pide. Y todo pese a que Asensio fue el tercer máximo goleador blanco la temporada pasada con 12 dianas, pero su aportación al juego del equipo no acaba de convencer.

Ante el Leipzig marcó un golazo, el 2-0, y supo celebrarlo con la humildad que no había mostrado en anteriores ocasiones. Asensio intenta reivindicarse con el beneplácito de Ancelotti, que hasta ahora no le había dado oportunidades, pero aprovechó los 28 minutos ante el cuadro alemán para dejar constancia de su pegada. Un reencuentro que favorece la política del italiano, cuyo primer objetivo es que haya buen ambiente en el vestuario.