Xavi se cansa y señala a Lewandowski

Un intocable que deja de serlo y esto puede traer cola, pero Xavi se la jugó y ganó

De Jong y Lewandowski se lamentan en el Estadio Gran Canaria

De Jong y Lewandowski se lamentan en el Estadio Gran Canaria / Javi Ferrándiz

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

De milagro, pero el Barça salvó los muebles en Las Palmas. De penalti y en el minuto 91. Y lo que pudo ser una noche negra, negrísima, acabó con una victoria in extremis que deja medio vivo al Barça en la Liga, a siete puntos del Madrid y el Girona.

Lejos, de acuerdo, pero es que estuvo a diez y a nueve y eso si que era tener la Liga perdida. Admitiendo que bien está lo que bien acaba, no puede el Barça ir por la vida de susto en susto, regalando las primeras partes y luego ir a contrarreloj esperando que suene la flauta. Unas veces suena pero otras veces, no. Y eso es lo que tiene que solucionar Xavi.

No puede ser que el Barça funcione a base de broncas en vez de fútbol, buen juego y máxima competitividad. No puede ser que Xavi acuse a sus jugadores de no correr y que al siguiente partido vuelvan a salir dormidos.

Xavi dejó a Joao Pinto en el banquillo. Más claro, imposible. Pensó que señalando a uno, los otros reaccionarían. Sin embargo, no fue así. Se supone que en la media parte echó otro broncazo y la verdad es que el equipo salió más activo.

Ferran Torres empató y al final Xavi tuvo que tomar otra decisión drástica y sacó a Lewandowski del campo. Un intocable que deja de serlo y esto puede traer cola. Xavi se la jugó y ganó. In extremis, pero ganó. Y lo más importante, el Barça ganó y evitó una crisis monumental. Pero para poder ser optimistas, el juego del equipo debe cambiar radicalmente.

Xavi recurrió a una decisión drástica, pero para ser optimista el cambio ha de ser radical.