Estas victorias también suman
VEINTE MINUTOS PARA OLVIDAR
El Barça creo que no se esperaba un inicio semejante. Hasta el descanso, los errores blaugranas, de todo tipo, se sucedieron de manera sistemática. En muchas situaciones ofensivas, los de Saras no llegaron ni a lanzar a canasta. Las pérdidas fueron constantes y, por tanto, el desconcierto en el ataque posicional pasó factura. Cabe destacar la defensa del equipo alemán, llevó el duelo a su terreno, no permitiendo además que su rival pudiera correr ni jugar de manera alegre. Por suerte, el Bayern no estuvo acertado en sus lanzamientos y no pudo aprovechar todas las ventajas que le iba ofreciendo el Barça. Un marcador paupérrimo, impropio del nivel de esta competición, reflejó lo que sucedía en la pista.
Es difícil destacar a ningún jugador blaugrana a lo largo de los primeros veinte minutos, excepto un par de triples consecutivos de Kuric. El ritmo fue el que más le interesó al equipo alemán, jugadas largas cargando el rebote ofensivo, y un juego físico, metiendo muchas manos, y un sinfín de contactos. Todo presagiaba que el Barça recapacitaría en el vestuario, con la arenga de su técnico, ya que parecía que peor no lo podían hacer. El Bayern estaba demostrando que no había venido al Palau como víctima propiciatoria.
UN ARTISTA INVITADO
El tercer cuarto no empezó mucho mejor. Parecía que el escenario se iba a mantener inalterable, o incluso peor con el 33-37, a pesar de que Jasikevicius lo intentaba todo. Hasta llegó a poner en pista a un cinco atípico, Jokubaitis, Calathes, Kuric, Exum y Smits, que jugó de manera intensa, logrando un parcial muy valioso de 12-4. Cabe destacar de forma especial el buen hacer de Exum en rebotes defensivos, que propiciaron transiciones, anotando además seis puntos de manera consecutiva.
Por fin, en el último cuarto se rompió el molde. Los ataques se volvieron locos. Los alemanes, a golpe de triples, liderados por Lucic, con 3. Y el Barça con la aportación estelar de Kuric y, por fin, la aparición de hombres como Mirotic y Calathes. De nuevo, la intensidad de Exum enamoró al Palau: destacó sobremanera y fue el revulsivo que necesitaba el equipo para acabar llevándose la victoria. Sin duda, no fue el mejor partido de los blaugranas. No obstante, demostraron una destacable capacidad de sacrificio y lucha, no rindiéndose nunca. Por su parte, Saras supo mover bien el banquillo buscando, y encontrando al final, las rotaciones que le dieron el triunfo.
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